"Estos pueden ser los últimos 10 minutos de tu vida"

“Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo así: ´Si vives cada día como si fuera tu último, algún día caerás en cuenta de que así será”. Me impresionó, y desde entonces, durante 33 años, me miro cada mañana en el espejo y me pregunto: ´Si éste fuera el último día de mi vida, ¿haría lo que tengo planeado hacer hoy?´ Y si la respuesta es ´no´ por muchos días seguidos, sé que hay algo que tengo que cambiar” –Steve Jobs, Discurso Stamford 2005
Pucha que pasan cosas en la vida. Tantas cosas. Demasiadas cosas a ratos. Tantas que uno califica como “malas” . Y sufre, se desconsuela, se inquieta, se preocupa. Llora. Cree que le pasa a uno lo peor. Pero entonces, aparece de vez en cuando la muerte y te enseña qué es realmente “lo peor”.
Tengo un amigo. Que es amigo mío hace más de 10 años. Hace pocos meses me contó que estaba enfermo, que tenía un tumor, al que nombramos “alien” y que lo amenazaba.
(Ponerle nombre a las cosas las hace un poco más cercanas, por eso me gusta a mí, nombrarlo todo: cada amig@, cada pariente, cada persona que me importa tiene un “alias”. Re significo las cosas con otros nombres, que me gustan más. Por eso un tumor, puede ser un “alien”… y así parece menos feo, menos atemorizante, más asible para mi.)
Ha peleado él, valientemente contra el alien como un Schumacher, como un ídolo. Pero la pelea no basta, y finalmente hay que aceptar lo inaceptable y acostumbrarse a que sólo tenemos el “ahora”.
El futuro no existe, me encanta decir. Y cosas como ésta que le pasa a mi amigo, me hacen ver con claridad que es imposible para mí, vivir pensando que uno hará eso que siempre quiso “cuando sea más viejo” o “cuando los niños estén grandes”, o cuándo me cambie de pega”, o “cuándo cumpla 40”, o “en un par de años más”…
¿Por qué no hacerlo ahora mismo? O al menos, empezar a inventar ahora la manera de irlo haciendo…
Hace poco mi mejor amiga me habló de una teoría de “los 10 años”. Que se lo dijo a ella un amigo. Que su amigo lo leyó en el diario o por ahí. Que frente a cada cosa, para discernir y distinguir aquellas que son realmente importantes de las que no lo son, hay que pensar ¿qué importancia va a tener para ti y para tu vida esto en 10 minutos más? ¿Y en 10 días? ¿Y en 10 meses? ¿Y en 10 años?
Las que pasan el filtro de los 10 meses, probablemente serán más relevantes que las que no sobreviven a los 10 minutos. Las que serán importantes en 10 años… esas sí que son ultra importantes!! Me cargó la teoría…
¿Qué pasa si no sabes si estarás acá en 10 meses más?, como le pasa ahora a mi amigo. Las prioridades cambian y los 10 minutos pasan a ser hiper importantes. Mucho más que los 10 años.
¿Quién sabe con certeza si estará acá 10 años más?
¿Quién sabe de qué maneras raras viviremos en 10 años más?
¿Por qué entonces nos pasamos la vida viviendo en el futuro?
¿Por qué siempre queremos “hacer planes”? que además nunca resultan cómo se pensó que iban a resultar.
¿Por qué siempre hay que esperar a que “algo” pase?
¿Por qué siempre parece que el que actúa pensando en el largo plazo es más serio, más centrado, más “inteligente”?
Encuentro que valen tanto los 10 minutos como los 10 días, los 10 meses, los 10 años. Lo que hagas hoy, ahora, en los próximos 10 minutos, no da lo mismo.
Lo que hagas hoy, es lo que va construyendo tu futuro. De a 10 en 10 minutos.
Es un cliché tal vez… pero es así.
Lo que pasa en el futuro, no se sabe. No se conoce, no se toca, no se siente.
Sólo me gusta pensar que lo que hago hoy es lo más potente que podría hacer, que me gusta estar en este lugar ahora más que en ningún otro. Que lo que hago cada día es importante, para este día, para este mes, para los próximos 10 años, para la vida entera. Que éstos pueden ser los últimos 10 minutos de la vida, y sólo por eso, hay que aprovecharlos, quererlos, disfrutarlos, acompañarlos, regalonearlos, admirarlos, vivirlos y saborearlos…
Foto/cc: Fusky en Flickr