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Estamos viviendo tiempos difíciles, sin duda. Gran parte de la población chilena se encuentra en una comuna que está cumpliendo una cuarentena, con mayor o menor posibilidad de acceder a permisos para salir de casa, con pocas certezas sobre el futuro, y en muchos casos, con la imposibilidad de generar ingresos y poder asegurar la subsistencia personal y familiar.

Llevamos casi 3 meses de una vida con poco o nulo contacto físico, sin visitas a familiares y amigos, sin viajes; con una afectación muy importante a los rubros de producción y comercio. Y llevamos 3 meses con una determinación política en materia de salud, que ha costado vidas, y que lamentablemente, costarán muchas más. 

Una de las cosas que hoy tenemos claro, la estrategia sanitaria por la que apostó el gobierno no tuvo los efectos deseados, no funcionó. En palabras del medio de comunicación Bloomberg: “las evaluaciones iniciales sugieren que Chile siguió el ejemplo de las naciones ricas solo para darse cuenta, una vez más, de que un gran porcentaje de sus ciudadanos son pobres”, y así da cuenta de la estrepitosa caída del plan y revela algo que era un secreto a voces: los gobernantes no conocen a los gobernados. Este es un problema grave y muy caro, que en este caso se está pagando con vidas.

Hoy es tiempo de reconocer el error, es urgente enmendar el rumbo y cambiar la estrategia para efectivamente aplanar la curva de contagios. El cambio de ministro es una señal importante, pero el Ministro debe tener el apoyo presidencial para de una vez por todas, tomar las medidas necesarias para detener la expansión del virus. Las medidas que deben adoptarse no son sólo de índole sanitaria porque hay que asegurar condiciones básicas de dignidad para llevar adelante con éxito las medidas sanitarias, y en este sentido urge que el Gobierno patrocine y promueva la aprobación de la Renta Básica de Emergencia por sobre la línea de la pobreza, la extensión del post natal de emergencia, que se decreten cuarentenas efectivas y controladas en comunas con altas tasas de contagio, entre otras. Y por supuesto, urge que exista transparencia y claridad respecto de las cifras de propagación del virus.

Hoy es tiempo de seguir trabajando por salir de esta pandemia lo más pronto posible y de la mejor manera, pero mañana seguiremos sufriendo por quienes ya no están, por la pobreza y precariedad con que nos vamos a reencontrar, con la debilitada estructura estatal y la difícil tarea de reconstruir el entramado político y social que esta pandemia también debilita.

Mañana volveremos con más experiencia y sabiduría, con más claridades sobre lo que no funciona en nuestra sociedad, volveremos con expectativas más altas, con necesidad de un proyecto país común, solidario, fuerte, digno para todes. Volveremos a vivir en nuestro Chile, pero uno nuevo, el de todos y todas. El Chile que juntos aprobaremos.