<p> <strong>“Algunas personas causan felicidad a donde van; otras,
en cambio, cuando se van”</strong>. (Oscar Wilde, escritor y dramaturgo irlandés).</p>
Un estudio realizado
hace algunos años por el Dr. Paul Hauck, demostró la existencia de cinco tipos
de “personas insoportables”, es
decir, personas difíciles, enredosas y complicadas, quienes tienden a proyectar
–y descargar– sus propias trancas, frustraciones y problemas internos sobre los
demás, al mismo tiempo que intentan imponer sus ideas y deseos, utilizando
peligrosas técnicas de manipulación y dominación en la gente de su entorno, ya
sea que se trate del ámbito familiar, laboral o social.
En un libro
titulado “Cómo lidiar con personas que
te vuelven loco” (How to Cope with People who Drive you Crazy, en inglés) el
Dr. Hauck plasmó en forma muy clara la imagen y descripción de estos sujetos,
quienes pueden hacer muy desagradable y miserable la vida de los demás, por
cuanto, son sujetos “difíciles de carácter”, con quienes hay que tratar de
convivir –y en ciertos casos, sobrevivir–, ya sea en la familia, en la oficina,
e incluso, en la relación de pareja. Muchos de estos individuos arrastran
problemas de carácter psicológico, o bien, carecen de las herramientas y/o
habilidades sociales para efectos de interactuar de buena manera con la gente de
su entorno.
Es por ello, que
una de las claves para poder lidiar de manera exitosa con algunos de estos
individuos, es no olvidar jamás que la raíz del problema está en ellos y no en
uno, con la finalidad de poder hacerles frente. Analicemos cada uno de estos
individuos:
- Los sujetos fracasados: son personas
pesimistas, quejumbrosas, negativas y que todo lo ven negro, siendo
incapaces de lograr el éxito personal. Lo peor de todo, es que tampoco
quieren permitir el éxito de otros, haciendo sentir que los demás “son
personas equivocadamente idealistas”, e incluso, que todos los “esfuerzos
que estas personas hagan, serán inútiles”. Sin embargo, son ellos y ellas,
quienes ven el mundo de manera tormentosa, negra y espinuda, donde todo lo
que hacen resulta fallido, generando agotamiento y rechazo por parte de
los demás. En estos sujetos, se produce el efecto llamado “profecía autocumplida”, es decir,
una suerte de predicción que, una vez que se ha hecho, es en sí misma la
causa de que la predicción se cumpla y se haga realidad. Con este tipo de
sujetos, la única estrategia válida, es no hacerles caso, dar media vuelta
y dejar hablándolos solos, con el fin de no contagiarse de su constante
pesimismo, derrotismo y negatividad.
- Los sujetos agresivos o matones (bullies, en
inglés): son egocéntricos, egoístas e incapaces de practicar la empatía,
es decir, la capacidad para comprender e interpretar en forma correcta las
emociones y sentimientos de los demás. En lugar de eso, estos sujetos tienden
a humillar y tratar de manera indigna y poco deferente a las personas. Dado el hecho, de que muchas cosas no
andan muy bien en sus vidas, estos sujetos –de por sí, agresivos y matones–
intentan alterar la vida de los demás, en función de lo cual, mucha gente
no se atreve a pedirles que cambien su conducta y actitud por temor a las
represalias y respuestas destempladas. Sin embargo, si el sujeto agresivo
y matón es una persona muy cercana, la mejor fórmula, es darles una
respuesta firme, aún cuando pacífica y respetuosa. Si después de eso, es
incapaz de advertir y reconocer sus errores, lo mejor –y lo recomendable–
es mantenerse alejado de este tipo de personas.
- Los sujetos mimados: tienden a
culpar a otros por lo que les pasa a ellos, y se victimizan con el objetivo
de obtener aquello que quieren. Los expertos señalan, que en el caso de
estos sujetos se trata de una especie de “violencia solapada”,
especialmente, cuando ello ocurre en la relación de pareja. Estos
individuos causan sentimientos encontrados en la gente, dado el hecho que
las personas ceden ante ellos por lástima y pena, pero, al final de
cuentas, dichas personas terminan enojadas consigo mismas, al sentir que
están siendo manipuladas. Para
enfrentar a este tipo de sujetos, existe una sola fórmula, a saber:
junto con decirles que uno los aprecia y los estima, nunca hay que ceder
ante sus presiones y manipulaciones.
- Los sujetos controladores: son posesivos
y sofocantes con la gente de su entorno cercano, dándose el caso, de que
aquellas personas que son más sumisas y débiles de carácter buscan a estos
sujetos controladores para que les digan qué hacer y cómo comportarse. Una
estrategia para enfrentar a estos individuos, es escucharlos y, a
continuación, ser firmes, no dejarse amedrentar y exigirles que también
hagan cosas en favor de uno, ya que por esta vía, se les hará saber que
con su actitud controladora y posesiva no intimidan a nadie.
- Los sujetos perfeccionistas: estos sujetos
están asociados a rasgos de tipo obsesivos. Si bien, en términos
generales, son personas inteligentes y capaces, presentan una baja
tolerancia a la frustración, ya que suelen ser rígidos, “cuadrados” y poco
flexibles, y con esa misma vara –o estándar– miden y exigen a los demás,
generando inseguridad y bloqueos emocionales en la gente. Sin embargo,
dado que siempre piden más y más, y nunca están satisfechos, quedan entrampados en una suerte de pantano, del
cual les resulta difícil salir. Lo recomendable –para efectos de no perder
la autoestima frente a sus constantes
críticas–, es no caer en el juego de esforzarse más allá de lo prudente
y necesario, en el –a veces, fútil– objetivo de ser aceptados y valorados
por ellos.