Resultados del plebiscito: ¿Qué hacemos con este entusiasmo?

12 Noviembre 2020

Escuché a alguien decir que quienes votamos por las opciones ganadoras celebramos poco. Quizás es cierto. Pero también es cierto que los plazos son cortos y hay que actuar rápido. 

Rocío Alvarado >
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Los resultados del plebiscito del 25 de octubre no fueron sorpresa, aunque sí debemos reconocer que no había claridad respecto a la diferencia que iba a existir entre la opción apruebo y rechazo. La construcción forzada de una realidad de polarización que parecía ser útil a una de las opciones, no tuvo los efectos deseados para ese sector. El discurso del miedo es revisitado cada vez que existe un peligro del status quo, pero afortunadamente la ciudadanía no cae en trampas dialécticas. 

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En particular el resultado de la Convención Constitucional sí fue una sorpresa para todos y todas, no cabe duda. Creo que no me equivoco si digo que en todos los sectores se esperaba un margen mucho más estrecho, especulación basada en una idea un poco difusa de que una parte de quienes votarían apruebo son de derecha y por lo tanto apoyarían la Convención Mixta para proteger un cierto equilibrio político que les favorece. 

Bueno, y ¿qué hacemos ahora con el entusiasmo que provocaron estos resultados? Escuché a alguien decir que quienes votamos por las opciones ganadoras celebramos poco. Quizás es cierto. Pero también es cierto que los plazos son cortos y hay que actuar rápido. 

Independientes movilizándose a toda marcha, representantes de pueblos originarios y personas con discapacidad empujando reformas para que sean incluidas en la convención, partidos políticos invitando a prácticamente cualquier que no sea militante a prestar su bandera de independiente para cumplir con este nuevo estándar que exige la población. 

Pero nos olvidamos de algo importante: esta energía que se movilizó el 25 de octubre tiene que permanecer activa. No nos volvamos a dormir, no volvamos a creer que tenemos que entregarle el destino de nuestra historia a un grupo de personas que elegiremos democráticamente. El 25 de octubre nos demostró que tenemos el poder, en nuestras manos y nuestras mentes. Sólo nos queda usarlo, potenciarlo, hacerlo visible y exigir que nuestros espacios se respeten y nuestras voces sean escuchadas.

La convención tendrá que estar a la altura de lo que espera esta nueva ciudadanía: despierta, empoderada, movilizada, desconocida, y crear los espacios que necesita para manifestarse. Hoy no tenemos claridad de cómo funcionará la convención, pues las reformas aprobadas luego del 15 de noviembre definieron sólo que la aprobación de las normas y el reglamento de votación de éstas se darán con los 2/3 de sus miembros (artículo 133 de la Constitución Política de la República), que habrá una presidencia y vicepresidencia y que habrá una secretaría técnica.  El cómo la convención se vincula con la ciudadanía se deberá definir una vez que se dé su reglamente interno. Es aquí donde tenemos que estar muy atentos y atentas, aquí volcar nuestras miradas y escrutinio.

El rol que cumplamos como ciudadanía es clave a la hora de lograr que los espacios de participación reales se creen, se usen y se respeten. De lo contrario, todo lo que hemos avanzado se tornará ácido e incómodo.

Imagen: Huawei/Agencia Uno