Rechazo al proyecto de ley de educación sexual integral: una mala noticia para la sociedad chilena

05 Noviembre 2020

El Proyecto de Ley ESI buscaba dirigir la educación sexual hacia una visión laica e integral, que permitiera entregar a las niñas y niños de nuestro país herramientas para desarrollarse como seres humanos integrales y sujetos de derecho.

Sandra Ramírez >
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Hace cerca de tres semanas la Cámara de Diputadas y Diputados rechazó el “Proyecto de Ley que establece normas generales en materia de educación sexual y afectividad”. Dicha iniciativa quedó archivada y no seguirá con su trámite legislativo lo que significa que se perdió la oportunidad de establecer las bases generales para la educación afectiva y sexual de niños, niñas y adolescentes, en los establecimientos educacionales chilenos.

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Esta es una muy mala noticia para la sociedad chilena: si relacionamos la ausencia de un proyecto de educación sexual integral con el aumento sostenido que han tenido las denuncias por delito de violencia sexual infantil y adolescente en los últimos años. El Informe “Cifra negra de violencia sexual contra Niñas , Niños y Adolescentes : ocultamiento social de una tragedia”, revela que la mayoría de los abusos se produce en un contexto intrafamiliar, siendo este uno de los factores que ha contribuido a su impunidad de manera que un porcentaje menor de estos delitos son denunciados a la justicia.

Durante el año 2016, en Chile, la tasa de denuncias por el delito de violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes fue de 91,3 por cada 100.000 habitantes, ubicándose la tasa más alta en la Región Metropolitana (108,8 ), seguida por la Región de Tarapacá. En tercer lugar aparece la Región de Los Lagos con 101,7.

El Proyecto de Ley ESI buscaba no solo prevenir la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes o las enfermedades de transmisión sexual que incluyen el SIDA, sino que pretendía dirigir la educación sexual hacia una visión laica e integral, que permitiera entregar a las niñas y niños de nuestro país herramientas para desarrollarse como seres humanos integrales y sujetos de derecho, respetuosos de la diversidad y con los conocimientos adecuados para no estar en absoluta desprotección.

¿Qué entendemos por Educación Sexual Integral?

La UNESCO ha definido la educación integral en sexualidad como “un proceso que se basa en un currículo para enseñar y aprender acerca de los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad. Su objetivo es preparar a los niños, niñas y jóvenes con conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los empoderará, para: disfrutar de su salud, bienestar y dignidad; desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas; considerar cómo sus elecciones afectan su propio bienestar y el de los demás; y entender cuáles son sus derechos a lo largo de la vida y asegurarse de protegerlos.”

La evidencia científica demuestra que la educación sexual integral desde la primera infancia, es un elemento protector para los niños y niñas. No se trata de enseñarles materias sexuales explícitas sino que implica el autoconocimiento del cuerpo, el nombrar los órganos sexuales por su verdadero nombre, el autocuidado, el respeto hacia su cuerpo y el de otros y la afectividad.

Muchos padres podrán tener los conocimientos y habilidades para saber guiar a sus hijos en la afectividad y sexualidad pero también en muchas familias los padres no tienen las herramientas para poder educar sexual y afectivamente a sus hijos o se sienten superados cuando los hijos preguntan sobre sexualidad. Esto hará que los niños no queden satisfechos con las respuestas y recurran a internet o amigos para dar respuesta a sus preguntas, con el riesgo de caer en sitios inadecuados y amenazantes (pornografía, redes de pedofilia, etc) o recibir de sus amigos una orientación errada. Según información del INJUV, el 83% de los jóvenes chilenos acceden a información sobre sexualidad a través de redes sociales y un 71% de los niños, niñas y adolescentes lo hacen por medio de páginas de internet.

Los problemas de la falta de educación sexual no se circunscriben a los embarazos en adolescentes o las enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH. Los niños y niñas que no reciben una educación sexual integral son más propensos a sufrir violencia sexual y abuso.

Como matrona me afectó mucho que este proyecto de ley de ESI no haya visto la luz. Era la oportunidad para generar contenidos educativos de calidad en materia de sexualidad y afectividad, bajo un marco regulado, permitiendo a los docentes capacitarse para acompañar a sus alumnos en este aprendizaje. Era también la oportunidad de equiparar los contenidos de educación sexual y afectividad para todos los niños y niñas chilenas. No olvidemos que muchos niños (as) viven en hogares mal constituidos, se encuentran institucionalizados o simplemente sus padres no cuentan con las habilidades parentales para educarlos sexualmente. Es deber del Estado hacerse cargo y concebir la educación sexual integral como un complemento a lo que se enseña en el hogar. No pierdo la esperanza en que evolucionemos como sociedad y logremos legislar sobre este importante tema. Es derecho de todos los niños recibir una educación sexual integral y no un derecho de los padres de educar en sexualidad a sus hijos.

Imagen: Huawei/Agencia Uno

 Referencias:

-Violencia sexual contra niñas, niños y adolescente: denuncias y cifras negras de una tragedia (2018)

 -Directrices internacionales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educaión, la Ciencia y la Salud UNESCO (2018)