Profesores agobiados: el estrés de enseñar en línea

15 Julio 2020

Si en tiempos normales ya era difícil enseñar, hoy, en plena pandemia, ser profesor de colegio es un acto de vocación y servicio heroico que la sociedad debe valorar.


Carolina Lépez >
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Si bien la vocación mueve a los profesores a educar a sus estudiantes, a pesar de la distancia, la carencia de medios tecnológicos y la desmotivación de los niños complican la labor. Reconocen que trabajan más de lo habitual y que se han transformado en un soporte emocional para los menores.

Ver También: Manejar la ansiedad de nuestros hijos en tiempos de confinamiento

En una encuesta publicada recientemente por Elige Educar, demuestra que el 97% de los profesores de colegios considera que se debe asegurar el bienestar de los estudiantes por sobre cualquier otro tema. El 57% afirma que la prioridad es la continuidad del aprendizaje académico y un 29%, el proceso de evaluación. Al momento de regresar al aula, el 72% destaca que uno de los grandes problemas será abordar la inasistencia por miedo al contagio, mientras que el 51% se enfoca en la nivelación escolar para terminar con el año académico.

Sobre la situación socioemocional de los profesores, un 63% afirma estar trabajando más desde que comenzó el cierre temporal de su establecimiento, siendo las mujeres las que declaran estar más afectadas con esta situación. Al mismo tiempo, más de la mitad de los docentes declara tener problemas para convalidar el trabajo doméstico con el trabajo pedagógico.

 

La solución para muchos colegios y universidades en plena pandemia, fueron las clases en línea. Pero no ha sido una tarea fácil. Profesores migraron en tiempo récord a la modalidad virtual. Expertos llaman a que en ese formato los estudiantes puedan seguir ejerciendo su derecho a la educación sin sumar más ansiedad a la vivencia actual.

En Chile y en muchos otros países, las instituciones educativas pusieron en marcha dispositivos on line para que la catástrofe sanitaria no obstruyera los procesos planificados de enseñanza y aprendizaje. Por la forma en que se implementó este nuevo formato, de la noche a la mañana, sin entrenamiento y a menudo con problemas de conectividad, tiene a muchas y muchos docentes agobiados. La pandemia los está obligando a pensar críticamente cómo realizar sus clases. No sólo deben ser creativos, sino más ágiles en esta nueva forma de enseñar. En un currículum academicista, implica que los procesos de enseñanza y aprendizajes son ajenos al estado afectivo y emocional de profesores y estudiantes. Es inhumano, que muchos establecimientos educacionales no están acogiendo el sentir emocional de sus profesores y muchos de ellos están atravesando momentos de ansiedad y angustia: temor ante la enfermedad, amenazas a la economía familiar, confinamiento y cuidado de otros.

En consecuencia, disminuye la capacidad para resolver una tarea de alta demanda cognitiva y se incrementa la incertidumbre y las dudas ante nuevos desafíos. De esta manera, si bien los esfuerzos iniciales de las escuelas y universidades ante esta pandemia estuvieron en ofrecer soluciones técnicas de enseñanza a distancia, el foco se está desplazando poco a poco al apoyo integral de docentes, familias y estudiantes. Como expresó Stefania Giannini, de Unesco: “este es un llamado urgente a que los sistemas educativos pongan en marcha esfuerzos socioemocionales: empatía y solidaridad”.