[Opinión] La desigualdad, la CASEN y la inmigración

15 Diciembre 2016

Observemos los datos provenientes de la encuesta CASEN con cautela, pues no van a ser la fotografía que nos indique cómo son y cómo están los inmigrantes en el país.

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Por Bárbara Olivares Espinoza
Académica Escuela de Psicología
Universidad Santo Tomás

“Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona”. Con esta reconocida frase, el antipoeta Nicanor Parra nos emplaza a revisar los modos en que observamos y medimos la sociedad en la que habitamos.

El problema de utilizar los promedios, es que no logramos acceder a dinámicas singulares que ilustran cómo viven grupos en específico, que precisamente requieren ser comprendidos desde su singularidad. Este tema es aún más crítico si consideramos los niveles de desigualdad que afectan tan profundamente a Chile desde hace décadas. Por lo tanto, cuando hablamos de cifras promedio, observamos ciertas tendencias, pero escondemos la realidad de una parte importante de nuestra población. Dejamos de ver, a quien no logra comerse el pan.

Utilizar la CASEN como un instrumento para conocer la realidad de la población inmigrante no es una estrategia muy precisa. Es la única que tenemos a mano, pues el Estado chileno aún no destina esfuerzos y recursos para caracterizar a esta población. Por lo tanto, observemos los datos provenientes de la encuesta CASEN con cautela, pues no van a ser la fotografía que nos indique cómo son y cómo están los inmigrantes en el país.

Este punto es importante, pues la inmigración que vemos en Chile no es homogénea y ha pasado por distintos períodos. Los flujos migratorios de principios de los años 90 son muy distintos de los actuales y por tanto, cuando hablamos de población inmigrante debemos detenernos en dimensiones específicas que van a determinar, las condiciones en que esa persona entra, circula y se establece en el país. Una persona de República Dominicana que llegó a Chile hace un mes, está en condiciones muy distintas, de otra de nacionalidad peruana que lleva más de 10 años viviendo en el país. Las acciones de acogida y soporte social que se les DEBEN brindar, requieren ser pensadas considerando particularidades de distinto orden.

Entonces, si ni siquiera se conoce oficialmente en qué situación están los inmigrantes en Chile, lejos estamos de diseñar e implementar acciones para mejorar su situación. Esta larga omisión, expresa el desinterés y la indiferencia con la que nuestro país ha tratado este tema, que ahora se vuelve parte de la agenda país.

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