Los peligros que esconde el Simce

21 Octubre 2012
Es indudable el valor que tiene como instrumento que nos permitirá recoger información para tomar decisiones. Sin embargo, debemos cuidar algunos peligros que está instalando en la cultura escolar. Por María Teresa Morales, Vicedecana Facultad de Humanidades y Educación - U. Andrés Bello.
Corresponsal El... >
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María Teresa Morales
Vicedecana Facultad de Humanidades y Educación
Universidad Andrés Bello

Ya partió la nueva evaluación SIMCE de Comprensión de Lectura en Segundo año básico, junto con las demás pruebas (4º Básico y 2º Medio)programadas en el calendario de evaluaciones nacionales. Es indudable el valor que tiene su aplicación como instrumento de medición en esta importante área, quenos permitirá recoger información para tomar decisiones. Sin embargo, debemos cuidar algunos peligros que este sistema de medición está instalando en la cultura escolar. 

En primer lugar, creer que basta con aplicar o aumentar el número de ensayos de este tipo de pruebas para mejorar los resultados, pues lo que generalmente se hace es diagnosticar el problema sin aplicar un tratamiento. Es como si a un paciente con fiebre, le tomáramos muchas veces la temperatura; esto no es la solución. 

Un segundo riesgo o peligro es el reduccionismo del currículum escolar focalizado fuertemente en las áreas que evalúa el instrumento, por ejemplo: Lenguaje y Matemática, descuidando o subvalorando otras dimensiones escolares como actividades artísticas, culturales, deportivas, recreativas, espirituales, salidas a terreno, etc, pues no tributan directamente a lo medido por el SIMCE. De esta manera, todo lo medible se va transformando en lo importante y lo que no se puede medir no tiene importancia. 

Un tercer riesgo es creer que mejorar los débiles resultados históricos obtenidos en estas pruebas nacionales, es responsabilidad exclusiva de los docentes de Lenguaje o Matemática, olvidando, en algunas ocasiones, la importancia de trabajar en conjunto con todos los docentes e incorporando, además de los propios estudiantes, a los padres y apoderados. 

Finalmente, y quizás el más preocupante, es tener los ojos puestos en “la meta”, subir los puntajes para aparecer en los ranking, bajando o dejando fuera del sistema a niños y niñas que más necesitan avanzar. Un colegio que no recibe a estudiantes vulnerables o con alguna discapacidad, no merece estar en los primero lugares nacionales. Y esto, lamentablemente, también es un peligro.