La tela nueva: una oportunidad de cambio

01 Octubre 2020

Hay procesos que son necesarios terminar para poder avanzar.

Inma Pérez >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

 

Nadie usa un pedazo de tela nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.” (Mt 9, 16-17)

Esa frase nos lleva, inevitablemente, a aceptar el cambio como parte de nuestros procesos vitales tanto a nivel personal como social.

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Hay ciclos que una vez que se vician, deben cerrarse cuanto antes. Hay procesos que son necesarios terminar para poder avanzar. Hay páginas que son necesarias pasar, para poder empezar nuevas historias. Hay ramas que hay que podar, para que el árbol pueda crecer fuerte.

La tela nueva de ese fragmento del Evangelio son las nuevas opciones, las nuevas posibilidades, las nuevas elecciones, los nuevos compromisos. La tela nueva es la oportunidad que todos/as tenemos de reinventarnos, de empezar una nueva vida, de dar un giro a nuestras vidas, de tomar otros caminos… y también la tela nueva es la oportunidad de aprovechar el ahora para generar cambios sociales.

Con frases lapidarias como estas (“esto siempre se ha hecho así”, “no podemos cambiar algo que es norma”, “esto es tradición de la familia y la cumpliremos mientras yo esté vivo”, “en el artículo x del documento x dice que ese es el proceso y hay que cumplirlo”) castramos la posibilidad de cambiar. Son expresiones que fulminan la posibilidad de hacer las cosas de un modo diverso, de tener una mirada nueva ante una misma realidad.

Pero todos/as sabemos que el cambio es necesario y saludable, que lo que no se renueva, se estanca, se pudre y da mal olor.

Y ese cambio es necesario en un doble sentido, de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro. Cuando yo cambio, cambia mi alrededor. Nosotros somos los/as primeros/as agentes de cambio social, los/as primeros/as responsables de elegir, de soñar, de arriesgar...

Con la pandemia muchos/as nos hemos cuestionado profundamente aquello que queremos cambiar en nuestras vidas (nuestro ritmo vital, la forma de alimentarnos, la forma de vincularnos, el cuidado de nuestra vida interior…).

Ahora, también, tenemos en nuestras manos la posibilidad de un Chile nuevo, un Chile en el que todos/as podamos aportar nuestro granito de arena, un Chile que valore la diversidad, que cuide de la naturaleza, que proteja la infancia y la vejez, que apueste por la cultura y la educación, que garantice la salud, que favorezca el diálogo y el encuentro.

¿Qué necesito cambiar yo para que cambie mi entorno? ¿Qué cambios podemos generar a nivel social para que mejore la vida de quienes se ven más desfavorecidos/as? Son preguntas que nos ayudan a aceptar el cambio y en resumen, que nos llevan a cuestionarnos para qué vamos a usar la “tela nueva”.