Chile cambió

Nuestro país no es el de hace 25 años. Según las autoridades, ya casi tocamos los US$ 20.000 de ingreso per cápita, pertenecemos al grupo de los países desarrollados de la OCDE, hemos construido autopistas que antes solo sabíamos que existían en Estados Unidos o Europa, nuestros niños no mueren desnutridos sino sufren obesidad, la cobertura en la educación escolar es total y jamás tantos jóvenes habían accedido a la universidad. Supuestamente estamos a nivel de pleno empleo, los sueldos han aumentado para casi todos. Hoy el AUGE asegura que todos puedan acceder a tratamientos antes reservados solo para quienes podían pagarlos. Todo parece que crece y mejora. 

Sin embargo, en el ambiente hay malestar. Hemos sido testigos y protagonistas de múltiples protestas: estudiantes, comunidades locales, pueblos originarios, ambientalistas, grupos de vecinos. La modernidad nos hizo más conscientes de nuestros derechos y, por tanto, más conscientes de los abusos de poder, o de la falta de participación, o del centralismo ignorante de lo que sucede en regiones. 

Pareciera que existen dos Chile, el del progreso y otro anónimo. Un Chile con poblaciones que nacieron de tomas de terreno. En laderas y costas, como en el caso de Puerto Montt, o en caletas, como es actualmente en Calbuco. Un Chile de almacenes y bazares que quiebran cuando se instala al lado un supermercado. Vivimos en una sociedad segregada, donde mientras más lejos estén los pobres mejor, como Alerce.

Son los más de dos millones y medio de chilenos que siguen viviendo bajo la línea de pobreza, son ellos los que no pueden esperar. El país necesita unirse y modelo de participación y articulación de actores sociales. Se nos acercan las elecciones y no queremos más promesas, queremos ser participes el desarrollo de Chile. 

Eduardo Carmona

Director Regional

Un TECHO para Chile