Bleeding Wound: George Floyd y el racismo todos los días

05 Junio 2020

Y, ojo, no es muy diferente a lo que hacemos aquí con las mujeres, con los inmigrantes pobres y con los pueblos originarios.

Sebastián J. Ec... >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Lo que está pasando en Estados Unidos estas últimas semanas es horrible. Y las conversaciones que me rodean, aquí en este último rincón del mundo, en los medios de comunicación y, especialmente, en las redes sociales, se fijan en la violencia de las protestas, los incendios, en lo atroz que es ver auto patrulla atropellando civiles; en cómo el lumpen se aprovecha de las protestas pacíficas para "dejar la cagá"; en si todo esto favorece o no la reelección de Trump... Harta comparación con el 18 de octubre, harto de "eso de los derechos humanos" y un "correr bala y se acabó todo".

Y me da rabia.

Yo tengo un amigo. Él es de origen africano y su piel es negra como la noche oscura. Creció en Nueva York, es enfermero y hoy vive en California con su mujer y su hijo. Hace un par de años estuvieron en Chile, se quedaron en mi casa, fuimos a Valparaíso a comer chorrillanas al Jota Cruz. Y una de esas noches, tomándonos unas piscolas me atreví a preguntarle por el racismo. Lo conocía de años, pero ese viaje nos acercó, nos dio la confianza y me atreví. Me dijo, y parafraseo por supuesto: "Hueón, sí, hueón". Su semblante cambió. Su sonrisa, de esas que usan la cara completa, se trizó y su ser entero se cubrió con un manto de tristeza horrible. Su mujer, que (y esto para la anécdota es clave) es más blanca que el papel, agachó la cabeza. Ahora que lo pienso, agobiada por un sentimiento amalgamado de rabia, vergüenza, resentimiento y pena. "No me ha pasado una vez, sino varias que la policía me detiene, me hace callar y le pregunta a ella si está bien, que si necesita ayuda".

Cosas como esa, les pasa a los afroamericanos todos los días, en todos los estados, en los colegios desde que son pequeños y en las calles. La policía los acosa, son sospechosos de todo únicamente por ser negros.

La discriminación racial es pan de cada día para millones de personas en Estados Unidos.

Y, ojo, no es muy diferente a lo que hacemos aquí con las mujeres, con los inmigrantes pobres y con los pueblos originarios.

Son heridas dolorosas y muy profundas que, a veces, como hoy, sangran.

echeverria.postach.io