Violencia y racismo en Wallmapu: raíces culturales de problemas actuales

26 Agosto 2020

 Lamentablemente Chile no está lejos de ser una nación racista, lo que es cada vez más preocupante.

Álvaro Retamales >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Han sido semanas de mucho sufrimiento en la Araucanía. El mal llamado conflicto mapuche está ardiendo literalmente y todo el mundo se encuentra en un estado de alerta en torno a lo que pueda suceder. Un amplio sector de los grandes territorios del sur está preocupado por lo que sucede en el Wall mapu.

Sabemos que es parte de un problema histórico y que por lo tanto debiera tratarse en ese ámbito de profundidad. Se trata de un problema etno político del Estado de Chile con el pueblo nación mapuche, quien reivindica la ocupación ancestral de un territorio y la reproducción de su cultura con ciertos grados de autodeterminación como pueblo nación. Hay que asumirlo así, desde esa dimensión y óptica, de lo contrario se judicializa y/o se criminaliza, lo que nos conduce a la actual situación de violencia desmedida y polarización extrema entre las partes.

Entendiendo así las cosas, estamos hablando de un proceso histórico que tiene una larga data, que se ha solucionado (o no) de diferente forma en los diferentes momentos de la historia de Chile, que debemos hacernos cargo como país, al igual que con el resto de los pueblos originarios que componen nuestra nación multicultural. Ignorar esto es una estrategia errónea, que a lo único que nos conduce es a intensificar la violencia en una escalada que quizás a qué nos pueda llevar. Esperamos que ese no sea el camino. La historia indica que el diálogo y las negociaciones interculturales son el único camino que ha conducido a la paz en el wallmapu.

Más allá de lo políticamente correcto, quisiera ahondar una idea o principio altamente conflictivo, que ha estado rondando tanto en la opinión pública como en redes sociales: el racismo. Un fenómeno cultural mundial, que hemos podido presenciar constantemente a través de las noticias y las redes, en algunos países más que en otros, donde Estados Unidos se perfila como un claro ejemplo del desastre al que conduce. Donde la intolerancia se ejerce cada vez con más fuerza y descaro. Lamentablemente Chile no está lejos de ser una nación racista, lo que es cada vez más preocupante.

Qué es el racismo, por qué se habla de colonialismo en la actualidad y por qué el pueblo mapuche pide autodeterminación, las tres son cosas totalmente diferentes, pero que forman parte de un mismo problema y que están íntimamente relacionadas. Quisiera aquí referirme a lo primero. El racismo es la sensación imaginada (no real) de un grupo de personas a detentar cierta superioridad biológica, física y/o intelectual, debido a una superioridad racial de un tipo de humano por sobre otro diferente. Esta se ha expresado desde los orígenes de la humanidad, pero el hecho científico es que una vez extinto el neantherthal, solo quedamos sobre la tierra los homo sapiens sapiens o humanos modernos. Independiente de las especificidades y adaptaciones ambientales de las diferentes razas, pertenecemos todos a la misma especie y nada tiene que ver con la capacidad intelectual y/o de razonamiento de uno u otro tipo de humano.
En definitiva, no eres más tonto o más débil por ser de tal o cual raza, lo eres porque dentro de tu cultura te adaptaste así. La forma de adaptación de los seres humanos es cultural, no biológica, de este modo es mucho más importante atender a las diferencias culturales de los pueblos y naciones, más que a las diferencias físicas y raciales que son en proporción ínfimas.

A qué quiero llegar con esto. En la Araucanía o wallmapu existe un problema etnopolítico de profundidad histórica y que no podemos permitir que se transforme (aún más) en un problema racial, ni que se transforme en una nueva guerra entre comuneros y latifundistas. Por otra parte, resulta inaceptable el trato que ha existido desde el Estado de Chile con la comunidad haitiana en nuestro país, claro ejemplo de ello son las deportaciones y los dichos de nuestro flamante nuevo ministro del interior.

Nadie es ni racial ni culturalmente superior a nadie, somos diferentes y tenemos que aprender a vivir con ello. Nuestro único enemigo es la ignorancia de nuestra gente, de nuestros pueblos y de nuestro país, que oculta el problema bajo la alfombra, fomentando la intolerancia y el miedo a la diferencia y al diálogo.
Imagen: Huawei/Agencia Uno