¿Son útiles las comisiones asesoras?

12 Octubre 2015

Durante su primer mandato y especialmente en el actual, la Presidenta Michelle Bachelet ha convocado diversas comisiones asesoras para elaborar las propuestas legislativas de su mandato. ¿Son eficientes estas instancias? ¿Se aprovecha el trabajo que ahí se realiza?

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Son tan comunes que ya parecen un cliché: desde que asumió como Presidenta en 2006 hasta ahora, la Presidenta Michelle Bachelet ha convocado a más de una decena de comisiones asesoras encargadas de elaborar propuestas, que han ido desde la educación hasta la pobreza, pasando por ciencia, sistema previsional y salud, entre otras.

La idea de estas instancias, que convocan a diversos expertos y líderes de opinión de la sociedad civil, sería incorporar en la elaboración de las políticas públicas a actores sociales que no se encuentran vinculados directamente a los grupos políticos pero que tienen injerencia en los temas país.

Pero la realidad ha demostrado que los resultados que emanan del trabajo de dichas instancias no se traducen directamente en la elaboración de nuevas normas. Al contrario, muchas veces las ideas allí expuestas se desechan o se acogen de manera parcial.

Ha pasado, por ejemplo, con el trabajo de las comisiones asesoras sobre regionalización o temas indígenas que, hasta ahora, no se ha traducido en cambios sustanciales en dichos ámbitos.

En otros sí se han acogido las propuestas, pero de manera incompleta o han sido bloqueadas durante el debate parlamentario. Para Benito Baranda, integrante de la comisión sobre probidad y transparencia, es una situación esperable considerando que la toma de decisiones recae finalmente en la clase política.

“Hay que recordar que existen parlamentarios a los que les corresponde este trabajo. Dentro de la distribución de los poderes, ellos y el poder Ejecutivo deben ejecutar estas reformas. Nosotros seguiremos diciendo que hay algunas que van en el sentido correcto y otras que sería bueno acelerar”, sostuvo.

A su juicio, el trabajo de las comisiones logra, a pesar de todo, instalar nuevos temas en el debate, junto con señalar que hay temas en los que este tipo de instancias resulta indispensable, por ejemplo, probidad y transparencia.

Por su parte, el académico de la Universidad de Chile Jorge Babul, ex integrante de la comisión asesora de desarrollo científico, reconoce que es frustrante ver cómo las propuestas planteadas quedan en nada.

En esa línea, agregó que al interior de las propias instancias es difícil alcanzar un consenso: “Lo común de estas comisiones es que hay acuerdo en el diagnóstico, pero no en las soluciones. Necesitamos un ministerio de Ciencias, más energía, pero ¿cómo lo hacemos? En eso la gente difiere”, apuntó.

Para Darío Vásquez, secretario general del Colegio de Profesores y ex integrante del Consejo Asesor para la Educación del primer gobierno de Michelle Bachelet, las propuestas de las instancias generalmente no se toman en cuenta: “Cuando se producen propuestas de fondo, eso no se traduce en proyectos de leyes y eso se ha visto en las comisiones donde se minimizan o derechamente se desechan las propuestas”, afirmó

De acuerdo al estudio desarrollado en Flacso “Las comisiones asesoras presidenciales del gobierno de Michelle Bachelet”, de Carolina Aguilera, los consejos fueron “importantes en destrabar agendas legislativas”, pero también “modos de reproducción de algunos de los dilemas de nuestra democracia, la ‘crisis de representación’ y la ‘tecnificación de la política’”.

En ese sentido, la “inclusión de representantes de movimientos sociales en los consejos fue compleja y ambigua” y éstos terminaron por “ayudar a establecer consensos previos” al trámite legislativo, colaborando con el estado del arte de la discusión al respecto”, pero no mucho más.

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