Columna Diputado Vallespín: "¿Energía nuclear?"

30 Marzo 2011

Sinceremos el debate, no más explicaciones imprecisas, vagas e infundadas, porque decisiones apresuradas del gobierno podrían perjudicar en forma irreversible la vida de nuestros hijos y nuestros nietos.

Patricio Vallespin >
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La lamentable tragedia natural que enfrentó Japón y su posterior emergencia nuclear nos abrió los ojos respecto de lo que, hasta esa fecha, el Ministro de Energía Golborne gestionaba reservadamente: estudiar la instalación de plantas nucleares en Chile.

Desde que asumió el Presidente Piñera, el gobierno ha firmado dos convenios de colaboración o intercambio de información (como deseen llamarle) con países que se abastecen de energía nuclear. Primero fue con Francia y recientemente con Estados Unidos. Pero más allá de eso, lo importante es centrar el debate en la sustentabilidad del desarrollo y la matriz energética para la demanda real que Chile necesita, priorizando las energías renovables (solar, eólica, geotermia, mareomotriz, minicentrales hidroeléctricas), creando, con un rol más activo del Estado, los instrumentos e incentivos pertinentes para su concreción. 

Hay tres preguntas que cualquier autoridad responsable debe responder antes de optar por la energía nuclear: 1) ¿Cómo se depositan los residuos finales generados por la energía nuclear?. La respuesta es clara, el confinamiento de estos residuos no es sustentable pues produce deterioro del medio ambiente a perpetuidad; 2) ¿Son seguras las plantas nucleares con la sismicidad de Chile? La experiencia de Japón muestra que no hay plantas seguras frente a la fuerza de la naturaleza y Chile tiene una situación sísmica aún más crítica;     3) ¿Disminuye la dependencia energética de Chile con la energía nuclear? Por cierto que no, pues sólo se cambia de la dependencia de los combustibles fósiles a la dependencia del uranio que es aún más escaso y caro.  Estas respuestas insatisfactorias muestran que no ganamos nada con la generación eléctrica con energía nuclear y sólo aumentamos el riesgo para el medio ambiente y para la vida de las personas.  

Sinceremos el debate, no más explicaciones imprecisas, vagas e infundadas, porque decisiones apresuradas del gobierno podrían perjudicar en forma irreversible la vida de nuestros hijos y nuestros nietos.