Buenas conversaciones, buenos futuros
Columna de opinión: Represión, No Violencia y Subversión, por Efren Osorio
Efren Osorio >
authenticated user Corresponsal editor categoria editor general editor ultima hora moderador comentariosla derecha chilena de ese entonces, tal grito se transformó en un verdadero mantram de rogatoria al dictador, para que fuese implacable en la represión en contra de sus opositores. Hoy, 20 años después, tal imagen de señoras pinochetistas es una caricatura casi jocosa de lo que fue la dictadura… pero cuidado:
El año recién pasado se conoció en todo el mundo como el año del despertar social: El Cairo, Madrid, Santiago, Nueva York y Moscú, entre otras ciudades de todo el planeta, mostraron a millones de personas reclamando por sus derechos y en contra de un sistema que les prometió un desarrollo que nunca llegó. Los indignados de todo el planeta ocuparon las plazas, calles y hasta Wall Street, el símbolo del neoliberalismo.
Quizás, por vez primera, se produjo una sintonía planetaria de rebelión e indignación, acompañada por multitudinarias movilizaciones que buscaron formas No Violentas para enfrentar la represión policial.
Acción y Reacción
Pero
como bien nos señala la 3ra. Ley de Newton, a cualquier acción le
sobreviene una reacción. Los gobiernos, y los verdaderos poderes detrás
de tales gobiernos, quizás vieron con simpatía la llamada primavera
árabe e incluso, es altamente probable que la propia mano de USA haya
estado presente en la caída de Mubarak en Egipto. Pero cuando aquella
primavera árabe se transformó en el 15M español, el otoño chileno o el
OCCUPY Wall Street norteamericano, tal simpatía se transformó en
preocupación.
La crisis económica en Europa acompañada con las
poblaciones protestando en las calles es una combinación demasiada
peligrosa para quiénes sólo desean el orden, para seguir haciendo sus
billonarios negociados a costa del infortunio de la mayoría.
Es así como, poco a poco y sutilmente, en distintos países, comienzan a impulsarse leyes que atentan contra derechos y libertades cívicas que parecían conquistas irreversibles.
En Estados Unidos, el pasado 27 de Febrero, Obama firmó la ley HR 347, bautizada por los activistas norteamericano como "Goodbye, First Amendment" (Adiós, Primera Enmienda). Esta ley prohíbe cualquier demostración de protesta y la participación en todo tipo de manifestaciones, sin permiso previo. Establece castigos de hasta 10 años de cárcel para quien a sabiendas, entre o permanezca en cualquier edificio o terreno sin la autorización del Gobierno. También se puede acabar tras las rejas si otra persona denuncia que se tiene la intención de protestar. Esta ley ha causado gran revuelo entre los activistas norteamericanos, pero los medios de comunicación han callado y evitado todo debate.
Por su parte en España, el Ministro del Interior Jorge Fernández, adelantó el pasado 11 de abril los cambios que se realizarán al ordenamiento jurídico de su país. La propuesta plantea incluir como "delito de integración en organización criminal" la alteración "grave del orden público" y convocar por cualquier medio de comunicación - como Internet y las redes sociales - a cualquier manifestación que termine en violencia (sin importar quién sea el responsable de la violencia), lo que supondrá una pena mínima de dos años de prisión. También señaló que se incluirán como delitos, la ocupación de establecimientos públicos o la obstaculización de sus accesos. Peor aún, el propio Ministro señaló en tal oportunidad, que también se incluiría como delito la resistencia pasiva a las fuerzas de seguridad. Es decir, de aprobarse estas leyes, mandar un twitt convocando a una acampada, ocupar pacíficamente cualquier dependencia pública o hacer una sentada (sitting) callejera supondría ser un criminal y ser castigado con penas de cárcel.
En Canadá, luego de muchas semanas de huelgas universitarias, el 18 de Mayo el Gobierno de Quebec aprobó la Ley 78, que viola las libertades fundamentales de asociación, asamblea y expresión. Prohíbe que grupos de más de 50 personas realicen reuniones pacíficas sin previa notificación a las autoridades y penaliza a los empleados que secunden o apoyen la huelga estudiantil. También invierte la carga de la prueba, haciendo responsables a las asociaciones de estudiantes, a los sindicatos y asociaciones de docentes, de cualquier daño causado a terceros en una manifestación, a no ser que puedan demostrar que el daño no fue provocado por la manifestación. El proyecto de ley también penaliza las expresiones de apoyo hacia las manifestaciones que son contrarias a la ley, sometiendo a cualquier individuo canadiense a cuantiosa multas.
En Chile el Parlamento discute hace ya varios meses la llamada Ley Hinzpeter, bautizada por los movimientos sociales con el apellido del Ministro del Interior chileno, quien se ha caracterizado por sus métodos represivos y por verdaderos montajes destinados a sancionar a inocentes. Esta ley castigará con presidio de hasta 3 años a quiénes paralicen servicios públicos como hospitales, consultorios o transportes; a quiénes ocupen viviendas, establecimientos fiscales o municipales; a quiénes impidan la libre circulación por puentes, calles o caminos. Los mismos castigos se aplicarán a quiénes promuevan actos en que ocurran algunas de las actuaciones ya detalladas. Es decir, de aprobarse esta ley, los miles de niños que mantienen las escuelas ocupadas, los miles de activistas que han marchado por las calles de Santiago, los miles de funcionarios de salud que han paralizado consultorios u hospitales, se transformarían en delincuentes que terminarían en las ya atestadas cárceles chilenas.
Y para qué hablar de Rusia, en donde sin modificar ley alguna, el mundo ha visto con pavor y asombro, el juicio y condena de cárcel para las integrantes del grupo Punk “Pussy Riot”, cuya traducción sería algo así como Rebelión de Vaginas. Es cierto, a uno podrá agradarle o no tal nombre, podremos pensar que su performance en la catedral fue desubicada, pero de ahí a considerarlas delincuentes y encarcelarlas, evidentemente es una exageración.
Lo Subversivo de la No Violencia
Es curioso que en todos estos países, cual guión de película, la autoridad argumente la necesidad de modificar la ley para hacer frente a la violencia callejera que no se cansan de mostrar por la TV. Lo que no se dice es que con las leyes actuales basta para encarcelar a quien lanza una bomba Molotov, saquea un supermercado o incendia autobuses. Todas estas acciones ya son delitos y me parece muy bien que se castigue a quien los realice.
Lo que no me parece es que amparándose en estos actos minoritarios, muchas veces sospechosos en sus autorías, o en la omisión de la policía,
como si alguien le ordenara a la policía “no actúen inmediatamente,
dejen un momento que quiebren las vidrieras, permítanle por un momento
quemar autobuses, esperen que llegue la prensa y luego repriman”,
para de este modo obtener imágenes que son mostradas incansablemente por
la TV, y así justificar los cambios legales.
En
realidad, lo que realmente se quiere hacer es criminalizar la protesta
ciudadana, aquella protesta del ciudadano común que marcha en una
plaza; aquella protesta que utilizó Gandhi en la India para liberarse
del imperio inglés; la misma que en los años ochenta, millones de
chilenos utilizamos para derrotar a Pinochet y la misma que en los años
noventa, millones de europeos orientales usaron para acabar con su
regímenes, precipitando la caída del oprobioso Muro de Berlín.
Quiénes
se creen los dueños del mundo están reaccionando y la macabra sinfonía
de leyes represivas en todo el planeta no es casual ni tampoco una
coincidencia. No es una anécdota lejana el encarcelamiento para las
Vaginas Rebeldes rusas, hay un perverso e invisible hilo que las
conecta con la feroz represión a los niños de las escuelas secundarias
en Chile, los jóvenes universitarios canadienses, los desocupados
españoles o los inmigrantes en Wall Street. Es la advertencia de los
poderosos, el feroz escarmiento para intentar disciplinar a las
poblaciones.
Veremos ahora cómo los movimientos sociales responden, si le siguen el juego de la violencia a los poderosos, dándoles argumentos para que salgan las viejas de siempre gritando Mano Dura y justificando así el aumento de la represión; o se responde con astucia, creatividad y no violencia activa, empatizando con la opinión pública y dejando como cavernícolas, a los únicos que realmente lo son, es decir, los propios gobernantes.
Algo de eso hemos visto los últimos días en Chile: Los niños de las escuelas secundarias tomadas han rehusado enfrentarse con la policía, jugando al gato y el ratón, han burlado a la policía militarizada chilena que violentamente ha ingresado a las escuelas para encarcelarlos, pero oh sorpresa, los niños traviesos se habían escapado, la escuela estaba vacía y la policía quedaba en ridículo.
Pero
lo más surrealista para el Chile conservador, en donde pertenecer al
Opus Dei es símbolo de prestigio, es que estos mismos niños han salido
a marchar por las calles vestidos sólo con ropa interior. Imaginen la
escena, niñas y niños mostrando sus bragas y sujetadores, diciendo en
lenguaje chileno: estamos “empelotados” con el gobierno, es decir,
estamos enojados con el gobierno y por eso marchamos en pelotas.
Esta
imagen es mucho más subversiva que unos pocos encapuchados tirando
piedras, y es subversiva pues las viejas de siempre se quedan sin
argumento alguno para pedir Mano Dura, a los gobiernos se les complica
mucho justificar su fascitoide afán por disciplinarlo todo y, lo más
importante, la gran mayoría de la población.simpatizará y sentirá que
tal lucha no es sólo de unos pocos sino que es su propia lucha.
En twitter: @efren_osorio