Columna de opinión: Represión, No Violencia y Subversión, por Efren Osorio

25 Agosto 2012
En los ochentas - en plena dictadura militar - después de cada jornada de protesta en contra del dictador, era habitual que la TV estatal mostrara imágenes de un grupo de señoras de avanzada edad, gritando con voz muy nasal “Mano dura Pinochet, Mano Dura Pinochet”, como una forma de apoyarlo.
Efren Osorio >
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la derecha  chilena de ese entonces, tal grito se transformó en un verdadero mantram de rogatoria al dictador,  para que fuese implacable en  la represión en contra de sus opositores.  Hoy, 20 años después, tal imagen de señoras pinochetistas  es una caricatura casi jocosa de lo que fue la dictadura… pero cuidado:

El año recién pasado se conoció en todo el mundo como el año del despertar social: El Cairo, Madrid, Santiago, Nueva York y Moscú, entre otras ciudades de todo el planeta, mostraron  a millones  de personas reclamando por sus derechos y en contra de un sistema  que les prometió un desarrollo que nunca llegó. Los indignados de todo el planeta ocuparon las plazas, calles y hasta Wall Street, el símbolo del neoliberalismo.

 

Quizás,  por vez primera, se produjo una sintonía planetaria de rebelión e indignación,   acompañada por multitudinarias movilizaciones que buscaron formas No Violentas para enfrentar la represión policial.

 


Acción y Reacción

 

Pero como bien nos señala la 3ra. Ley de Newton, a cualquier acción le sobreviene una reacción. Los gobiernos, y los verdaderos poderes detrás de  tales gobiernos, quizás vieron con simpatía la llamada primavera árabe e incluso, es altamente probable que la propia mano de USA haya estado presente en la caída de Mubarak en Egipto. Pero cuando aquella primavera árabe se transformó en el 15M español, el otoño chileno o el OCCUPY Wall Street norteamericano, tal simpatía se transformó en preocupación.
 
La crisis económica en Europa acompañada con las poblaciones protestando en las calles es una combinación demasiada peligrosa para quiénes sólo desean el orden, para seguir haciendo sus billonarios negociados a costa del infortunio de la mayoría.

 

Es así como, poco a poco y sutilmente, en distintos países, comienzan a impulsarse leyes que atentan contra derechos y  libertades cívicas que parecían conquistas irreversibles.

 

En Estados Unidos, el pasado 27 de Febrero, Obama firmó la ley HR 347, bautizada por los activistas norteamericano como "Goodbye, First Amendment" (Adiós, Primera Enmienda). Esta ley prohíbe cualquier demostración de protesta y la participación en todo tipo de manifestaciones, sin permiso previo. Establece castigos de hasta 10 años de cárcel para quien a sabiendas, entre o permanezca en cualquier edificio o terreno sin la autorización del Gobierno. También se puede acabar tras las rejas si otra persona denuncia que se tiene la intención de protestar. Esta ley ha causado gran revuelo entre los activistas norteamericanos, pero los medios de comunicación han callado y evitado todo debate.

 

Por su parte en España,  el Ministro del Interior Jorge Fernández, adelantó el pasado 11 de abril los cambios que se realizarán al ordenamiento jurídico de su país.  La propuesta plantea incluir como "delito de integración en organización criminal" la alteración "grave del orden público" y convocar  por cualquier medio de comunicación - como Internet y las redes sociales -  a cualquier manifestación que termine en violencia (sin importar quién sea el responsable de la violencia),  lo que supondrá una pena mínima de dos años de prisión. También señaló  que se incluirán como delitos, la ocupación de establecimientos públicos o la obstaculización de sus accesos. Peor aún, el propio Ministro señaló en tal oportunidad, que también se incluiría como delito la resistencia pasiva a las fuerzas de seguridad. Es decir, de aprobarse estas leyes, mandar un twitt convocando a una acampada, ocupar pacíficamente cualquier dependencia pública o hacer una sentada (sitting) callejera supondría ser un criminal y ser castigado con penas de cárcel.

 

En Canadá, luego de muchas semanas de huelgas universitarias, el 18 de Mayo el Gobierno de Quebec aprobó la Ley 78, que viola las libertades fundamentales de asociación, asamblea y expresión. Prohíbe que grupos de más de 50 personas realicen reuniones pacíficas sin previa notificación a las autoridades y penaliza a los empleados que secunden o  apoyen  la huelga estudiantil. También invierte la carga de la prueba, haciendo responsables a las asociaciones de estudiantes,  a los sindicatos y asociaciones de docentes,  de cualquier daño causado a terceros en una manifestación, a no ser que puedan demostrar que el daño no fue provocado por la manifestación. El proyecto de ley también penaliza las expresiones de apoyo hacia las manifestaciones que son contrarias a la ley, sometiendo a cualquier individuo canadiense a cuantiosa multas.

 

En Chile el Parlamento discute hace ya varios meses la llamada Ley Hinzpeter, bautizada por  los movimientos sociales con el apellido del Ministro del Interior chileno, quien se ha caracterizado por sus métodos represivos y por verdaderos  montajes destinados a sancionar  a inocentes. Esta ley castigará  con presidio de hasta 3 años  a quiénes paralicen servicios públicos como hospitales, consultorios o transportes;  a quiénes ocupen viviendas, establecimientos fiscales o municipales; a quiénes impidan la libre circulación por puentes, calles o caminos. Los mismos castigos se aplicarán a quiénes promuevan actos en que ocurran algunas de las actuaciones ya detalladas.  Es decir, de aprobarse esta ley, los miles de niños que mantienen las escuelas ocupadas, los  miles de activistas que han marchado por las calles de Santiago, los miles de funcionarios de salud que han paralizado consultorios u hospitales, se transformarían en delincuentes que terminarían en las ya atestadas cárceles  chilenas.

 

Y para qué hablar de Rusia, en donde sin modificar ley alguna, el mundo ha visto con pavor y asombro,   el juicio y condena de cárcel para las integrantes del grupo  Punk “Pussy  Riot”, cuya traducción sería algo así como  Rebelión de Vaginas. Es cierto,  a uno podrá agradarle o no tal nombre,  podremos pensar que su performance en la catedral fue desubicada, pero de ahí a considerarlas delincuentes y encarcelarlas, evidentemente es una exageración.

 


Lo Subversivo de la No Violencia

 

Es curioso que en todos estos países, cual  guión de película, la autoridad argumente la necesidad de modificar la ley para hacer frente  a la violencia callejera  que no se cansan de mostrar por la TV.  Lo que no se dice es que con las leyes actuales basta para encarcelar a quien lanza una bomba Molotov, saquea un supermercado o incendia autobuses. Todas estas acciones  ya son delitos y me parece muy bien que se castigue a quien los realice.

 

Lo que no me parece es que amparándose en estos actos minoritarios, muchas veces sospechosos en sus autorías,  o en la  omisión de la policía, como si alguien le ordenara a la policía “no actúen inmediatamente, dejen un momento  que quiebren las vidrieras, permítanle por un momento quemar autobuses,  esperen que llegue la prensa y luego repriman”,   para de este modo obtener imágenes que son mostradas incansablemente por la TV, y así justificar los cambios legales.
 
En realidad, lo que realmente se quiere  hacer es criminalizar la protesta ciudadana, aquella protesta del ciudadano común que marcha en una plaza;  aquella protesta que utilizó Gandhi en la India para liberarse del imperio inglés;  la misma que en los años ochenta, millones de chilenos utilizamos para derrotar a Pinochet y la misma que en los años noventa,  millones de europeos orientales usaron para acabar con su regímenes,   precipitando la caída del oprobioso Muro de Berlín.
 
Quiénes se creen los dueños del mundo están reaccionando y la macabra sinfonía de leyes represivas en todo el planeta no es casual ni tampoco una coincidencia. No es una anécdota lejana el encarcelamiento para las Vaginas Rebeldes  rusas,  hay un perverso e invisible hilo que las conecta con  la feroz represión  a los niños de las escuelas secundarias en Chile,   los jóvenes universitarios canadienses, los desocupados españoles o los inmigrantes en Wall Street.  Es la advertencia  de los poderosos, el feroz escarmiento para intentar disciplinar a las poblaciones.

 

Veremos ahora cómo los movimientos sociales responden, si le siguen el juego de la violencia a los poderosos, dándoles argumentos para que salgan las viejas de siempre gritando Mano Dura y justificando así el aumento de la represión;  o se responde con astucia, creatividad y no violencia activa,  empatizando con la opinión pública y dejando como cavernícolas, a los únicos que realmente lo son, es decir, los propios gobernantes.

 

Algo de eso hemos visto los últimos días en Chile: Los niños de las escuelas secundarias tomadas han rehusado enfrentarse con la policía, jugando al  gato y el ratón, han burlado a la policía militarizada chilena que violentamente ha ingresado a las escuelas para encarcelarlos,  pero oh sorpresa, los niños traviesos se habían escapado, la escuela estaba vacía y la policía quedaba en ridículo.


Pero lo más surrealista para el Chile conservador, en donde pertenecer al   Opus Dei es símbolo de prestigio, es que estos  mismos niños han  salido a marchar por  las calles vestidos sólo con ropa interior. Imaginen la escena,  niñas y niños mostrando sus bragas y sujetadores, diciendo en lenguaje chileno: estamos “empelotados” con el gobierno, es decir, estamos enojados con el gobierno y por eso marchamos en pelotas.
 
Esta imagen es mucho más subversiva que unos  pocos  encapuchados tirando piedras, y es subversiva pues las viejas de siempre se quedan sin argumento alguno para pedir Mano Dura,  a los gobiernos se les complica mucho justificar su fascitoide afán por disciplinarlo todo y, lo más importante,   la gran mayoría de la población.simpatizará y sentirá que tal lucha no es sólo de unos pocos sino que es su propia lucha.

En twitter: @efren_osorio