Informe de Just Economics revela el costo ambiental y social oculto de la salmonicultura

11 Febrero 2021

La salmonicultura está provocando costos ambientales y sociales significativos.

El Repuertero >
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Un nuevo informe de Just Economics revela que la búsqueda de ganancias a corto plazo de los productores de salmón está provocando costos ambientales y sociales significativos no contabilizados, que incluyen tasas de mortalidad crecientes, daños en los ecosistemas locales, presión sobre las poblaciones salvajes de peces existentes y un bienestar de los peces deficiente.

El nuevo análisis de los efectos negativos de la salmonicultura establece que los costos acumulados para la economía, la sociedad y el medioambiente desde 2013 son de casi USD 50 mil millones. Más de la mitad de estos costos son asumidos por los productores (USD 28 mil millones), mientras que el resto recae en la sociedad (USD 19 mil millones) en los cuatro principales países productores de salmón

Noruega, Escocia, Canadá y Chile producen el 96 por ciento del salmón de piscicultura del mundo. El informe “Dead Loss”, ordenado por Changing Markets Foundation, analiza los efectos de la actividad en estos cuatro países para revelar los costos ocultos.

Eilís Lawlor, directora de Just Economics, comentó: “Hay una creciente demanda por parte de los consumidores por abastecerse de peces de productores que se preocupan por el medioambiente, protegen las comunidades costeras y priorizan el bienestar de los peces. Sin embargo, nuestro análisis muestra que la salmonicultura está generando costos económicos, sociales y ambientales significativos que los informes de las empresas no están considerando a día de hoy. Los inversores deberían considerar los riesgos a largo plazo con los que se enfrenta la salmonicultura y los gobiernos deberían implementar normativas sólidas para garantizar que las empresas cambien rápidamente a prácticas de cría más sustentables”. 

Costos económicos

Este informe identifica que el cultivo deficiente de peces, la proliferación de parásitos y la contaminación están causando la muerte de cientos de millones de peces antes de que estén listos para la matanza.

De los cuatro países, solo Escocia y Noruega declaran datos sobre la mortalidad de forma pública. En Escocia, la mortalidad se ha duplicado desde 2013 y pasó de 10.329 toneladas en 2013 a 25.772 toneladas en 2019. En 2019, se perdió más del 13 por ciento de la cosecha, una cifra significativa tres veces mayor que la tasa de mortalidad en las granjas de pollos en Reino Unido.

Costos ambientales 

El costo ambiental de las prácticas no sustentables de la salmonicultura en el mismo período se calcula en USD 14,5 mil millones, y se debe a la contaminación de mares y lagos de agua dulce, el daño a las existencias de poblaciones silvestres de salmones y a la biodiversidad y a la generación de emisiones de CO2.

El análisis también calcula el costo indirecto total del uso de peces para alimentar a los salmones de cultivo en Noruega, Escocia, Canadá y Chile. Los peces como las sardinas, los arenques y las anchoas son “especies clave” que tienen un papel importante en el ecosistema marino. Su uso en la alimentación de los salmones de cultivo representa una pérdida indirecta en el ecosistema calculada en USD 1,8 mil millones desde 2013. 

Costos sociales 

Se estima que la producción total global de salmón de cultivo del Atlántico ha crecido un 7 por ciento en 2019, a unos 2,6 millones de toneladas. Los cuatro países tienen planificado expandir su producción. Se espera que la producción de Noruega aumente por cinco para 2050 y que Escocia duplique su producción para 2030. 

Transparencia y responsabilidad

El informe indica que la transparencia y la responsabilidad en la salmonicultura son extremadamente débiles y que se necesita legislación para que la actividad alcance estándares superiores. 

Just Economics comparte recomendaciones para que gobiernos, inversores, empresas y consumidores pidan a la industria de la salmonicultura que rinda cuentas:

  • Gobiernos: deben exigir mejoras en la responsabilidad social, económica y ambiental y garantizar una normativa más sólida de la salmonicultura al limitar el otorgamiento de licencias y subsidios a las empresas que alcancen los estándares más altos.

  • Empresas: deberían diversificar las especies cultivadas a través de la acuicultura (priorizando las especies no carnívoras) y mejorar la cría de peces. La industria también debe invertir en tecnologías para abordar los riesgos e impulsar una rápida transición hacia prácticas alternativas de alimentos para peces y cultivo. 

  • Inversores: deben tener una visión a largo plazo que pueda implicar aceptar menores ganancias en el corto plazo, pero que cree ventajas competitivas a la larga.

Imagen: Mundo Acuícola