Accidentes en plantas Salmoneras: La responsabilidad de informarnos, conocer nuestras costas y generar una visión crítica del problema

02 Septiembre 2020

El desastre salmonero ocurrido en Quillaipe el pasado 14 de agosto, lugar de biodiversidad marina única en la región, nos alerta nuevamente ante la precaria fiscalización existente en el borde costero.

Fernanda Lopetegui >
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Durante la madrugada del viernes 14 de agosto se produjo el varamiento de un pontón perteneciente a la empresa Salmones Austral S.A. El accidente se generó por el desprendimiento de un pontón alimentador correspondiente al «Centro de Engorda de salmones (CES) Punta Quillaipe», ubicado en el Seno del Reloncaví, sector Quillaipe, en Puerto Montt . El pontón pesaba más de 300 toneladas y contenía en sus bodegas 20 mil kilos de alimentos y 5 mil litros de petróleo. 

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Salmones Austral comenzó un plan reflotando el pontón a la costa. Hasta el momento se ha comprobado la filtración de una cantidad inexacta de combustible alrededor del pontón donde se encuentra contenida. El lugar donde ocurrió el derrame es un Área de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos y un Espacio Costero Marino para Pueblos Originarios, esto último en gestión.

El sector de Quillaipe y Pichiquillaipe es un lugar conocido por su biodiversidad marina, podemos observar zarapitos de pico recto (Limosa haemastica), martín pescador (Megaceryle torquata), delfín chileno (Cephalorhynchus eutropia), entre muchos otros ejemplares. Pocos saben que durante el invierno, a partir de mayo y por algunos meses más, es posible encontrarse con una población de flamencos chilenos (Phoenicopterus chilensis), clasificados actualmente como vulnerables por el Ministerio del Medio Ambiente, especie considerada excepcional en la región de Los Lagos debido principalmente a la degradación y perturbación de su hábitat, la contaminación de las aguas y la recolección de sus huevos.

También, la zona es reconocida por la existencia de corrales de pesca, considerados Monumentos Nacionales de Chile. Los corrales de pesca, corresponden a construcciones ubicadas en la zona del intermareal, consisten en muros de piedra, varas y ramas, u otras materiales, que funcionan como trampas para peces al ser inundados por las mareas altas y despejados al producirse las bajas. En nuestro territorio nacional se acotan al mar interior desde el seno de Reloncaví hasta Tierra del Fuego. Su uso fue documentado para los diversos grupos indígenas que habitaron el sur del país; chonos, kawéskar (alacalufes), yámanas (yaganes), huilliche y posiblemente selk’nam (onas), siendo posteriormente adoptado por la población mestiza, ocupándose hasta tiempos históricos recientes. Estas son pruebas irrefutables de que el sector constituye un ecosistema único para nuestra región que a vista y paciencia de las autoridades nada han hecho por proteger estos lugares.

Vamos a los efectos nocivos del derrame de petróleo. Ello incluye: contaminación directa que interfiere con importantes funciones vitales, la muerte de peces, mamíferos marinos y aves, reducción del contenido de oxígeno del agua causando la muerte del plancton y peces, a la vez que provoca la muerte de organismos que se alimentan de ellos. Además de la afectación de los fondos marinos, intoxicación, aumento de infecciones, efectos negativos en la fertilidad, reproducción y propagación de la fauna y flora marina, alteraciones del comportamiento, destrucción de las fuentes de alimento, incorporación de sustancias cancerígenas en las redes tróficas, efectos sobre la disponibilidad de luz. En este sentido la mancha de petróleo en la superficie del mar produce una reducción importante de luz en la columna de agua, lo que produce una reducción o eliminación de la fotosíntesis, proceso indispensable para el mantenimiento de las redes tróficas pues de ella dependen el crecimiento de los vegetales, que sirven de alimento para los herbívoros generando un aporte de oxígeno al agua.

Digiero la noticia aquel fin de semana en mi casa, al enterarme de ella por medio de un grupo de Whatsapp. Digiero las opiniones y los silencios de los diversos integrantes del grupo, que cuenta con 91 participantes. Me decido a escribir. En uno de los medios que revisé para la redacción de éste contenido concluían: “Las autoridades destacaron que afortunadamente, en este incidente, no hubo pérdida de vidas que lamentar”. ¿Afortunadamente no hubo pérdidas fatales? No estamos hablando de vida o muerte, ¿o sí?, estamos viendo cómo día a día ante nuestros ojos ciertas empresas cometen ilícitos que significan un inminente riesgo al medio ambiente. ¿Basta con centrarnos en la ausencia de pérdidas de vida humana en el accidente de Salmones Austral ocurrido este 14 de agosto? Por supuesto que no.

También podemos seguir jugando ping pong con la Armada de Chile, con las empresas salmoneras y con el gobierno. O podemos empezar por quedarnos con algo más a partir de noticias como esta. Tal vez un inicio sea conocer nuestras costas y maravillarnos con la abundancia y belleza que nos brindan, tal vez, para algunos sea sólo eso. No podemos pretender que todos accionemos de la misma forma, pero sí que cada uno de nosotros al leer una noticia la tomé en sus manos, la pase por el corazón y luego pueda intentar ser lo más coherente en su pensar-actuar. Por mi parte les invito a iniciar esta conversación.

Imagen: Huawei/Agencia Uno