Acoso sexual: una manifestación de la violencia contra las mujeres

09 Diciembre 2020

El acoso sexual tiende a desarrollarse en espacios de trabajo donde se reproducen estereotipos y pueden ir desde requerimientos sexuales a comportamientos físicos, pudiendo llegar a la agresión sexual.

Patricia Rada >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Una de cada tres mujeres y niñas en todo el mundo sufren violencia según datos de las Naciones Unidas. La pandemia por COVID-19 ha revelado situaciones hasta hace poco subestimadas, como el fundamental rol del trabajo doméstico no remunerado, las labores de cuidado y también, cómo se han incrementado las situaciones de violencia que experimentan niñas y mujeres en sus hogares y/o espacios de trabajo. Además, sabemos que distintos organismos internacionales han informado el impacto diferenciado que tienen los efectos de la crisis sanitaria en la vida de millones de mujeres.

A raíz de un reciente fallo de la Corte Suprema se ha discutido sobre la violencia en el espacio laboral. El acoso sexual, por desgracia, existe como una práctica extendida pero oculta, la cual produce consecuencias graves en la integridad, salud, condiciones laborales y desarrollo profesional de las mujeres acosadas y es constitutiva de una vulneración de los derechos humanos; por supuesto, esto impacta en el desarrollo social y comunitario.

El fenómeno del acoso sexual en el ámbito laboral es contrario al principio de igualdad y no discriminación, y constituye una manifestación de la violencia de género que pone en evidencia la persistente desigualdad en las relaciones de poder entre mujeres y hombres. El acoso sexual tiende a desarrollarse en espacios de trabajo donde se reproducen estereotipos y pueden ir desde requerimientos sexuales a comportamientos físicos, pudiendo llegar a la agresión sexual.

Comportamientos que lamentablemente gozan de una tolerancia social, y que incluso en muchos casos, se traducen en conductas naturalizadas que no son identificadas como acoso sexual.

Nuestra legislación laboral reconoce al acoso sexual como una conducta contraria a la dignidad de las personas, indicando que existe acoso sexual cuando una persona realiza en forma indebida, por cualquier medio, requerimientos de carácter sexual, no consentidos por quien los recibe, y que amenazan o perjudican su situación laboral o sus oportunidades en el empleo. Sin embargo aún queda mucho por hacer. Se hace indispensable avanzar en la tramitación de una normativa que garantice una vida libre de violencia, y que además de la sanción de conductas, enfatice y priorice la importancia de adoptar medidas de prevención, además de brindar una efectiva protección a las mujeres en los distintos ámbitos de su vida.

Las desigualdades históricas y estructurales que han permitido la opresión y la discriminación de las mujeres están siendo visibilizadas como nunca antes. Erradicar la violencia contra las mujeres debe ser una cuestión prioritaria para el desarrollo social, terminando con todo tipo de ataque (físico, psíquico o emocional) y garantizando de manera efectiva que en ningún ámbito se ejerza violencia para así avanzar hacia la anhelada sociedad más justa, inclusiva e igualitaria para todas las personas.