"Abrirse de piernas": ¿Qué hay detrás de esta expresión?

25 Septiembre 2020

El abrir las piernas para una mujer en muchos contextos es considerado parte de un lenguaje corporal inadecuado, o a lo menos una conducta poco agraciada.

Fernanda Lopetegui >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano
Qué hay detrás de la expresión "abrirse de piernas"

Durante estos días me encontré reflexionando acerca de una expresión que he oído y leído más de lo que quisiera, es la que dice “abrirse de piernas”. Concepto que no aplica igual para hombres, no sólo por motivos anatómicos sino más bien culturales e incluso políticos.

El caso es que en nuestra sociedad, el sentido de abrir las piernas para una mujer pareciera tener cuatro interpretaciones: una de connotación sexual, una segunda haciendo alusión a la actividad física, la tercera para dar a luz, y una última para denigrarla-cosificarla-culparla.

Un ejemplo de esto último lo podemos encontrar en frases como “Antes de pedir aborto libre deberían no abrir las piernas”, “Tómate una foto con las piernas abiertas y que se mire tu calzón, eso es ultra sexy”. Frases que por supuesto no son dirigidas a hombres.

El abrir las piernas para una mujer en muchos contextos es considerado parte de un lenguaje corporal inadecuado, o a lo menos una conducta poco agraciada. Y es que como mujer aún no se puede andar por ahí en falda o en pantalón abriendo las piernas, o sin depilar.

 Todas y todos sabemos la historia de sometimiento en torno a la imagen por la que transitamos diariamente las mujeres. Con esto no digo que nos sometemos exclusivamente a complacer a estándares impuestos por el género masculino, sino que nos sometemos agradar a otras mujeres, o inclusive nos exigimos estar perfectas para y por nosotras mismas.La pregunta es para qué.

Abrirse de mente

¿De dónde viene este ideal de perfección? ¿Dónde se originan los estándares de belleza, gracia, y sonrisa permanente que recibimos y acatamos? Como respuesta a lo anterior se me ocurre: hábito, miedo, estándares, y un confuso “por respeto al otro”.

Parece que llevamos largo tiempo esperando no incomodar al otro, asumiendo esa incomodidad nosotras.

A estas alturas tengo más o menos claro que para vivir con niveles suficientes de bienestar no necesito estar perfecta, para mí ni para nadie, mucho menos tener una sonrisa que termine por agotarme.

Abrirse de piernas, si, para cuando lo que estemos buscando sea una postura cómoda, para sostener relaciones sexuales, para parir, porque sí, por diversión, queriendo.

Pequeños cambios en nuestra forma de mostrarnos al mundo (como sentirnos con el derecho a sentarnos con las piernas abiertas) me parecen también actos políticos, dotados de total sentido. Actos capaces de crear nuevas posibilidades en nuestro imaginario y en el de mujeres y hombres.

Creo pertinente señalar que en el contexto actual de efervescente cambio en el que las mujeres nos encontramos, cuestionando formas de sentir, expectativas, roles, posicionándonos en en un lugar de igualdad de derechos y conciencia de estos, que se ha visto potenciado por movimientos sociales como el Ni-una-menos, Me too, y el más reciente Challege Acceptedresulta fundamental que los hombres sean parte de la conversación, y no precisamente dejándolos relegados a un papel de monstruos a los que hay que marginar.

Es necesario avanzar juntos: sabemos que todos somos parte del problema, seamos también parte de la solución.

[Mira también: Por qué sentirse bien depende de tu alimentación]