Más que profesores y profesoras: Somos albañiles

01 Marzo 2021

Somos los profetas de un futuro que no es el nuestro.

Inma Pérez >
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Hoy comienza el año escolar en Chile y en muchos países de América Latina, y no puedo evitar escribir sobre la labor que cada educador/a realiza en el día a día, independientemente de si el proceso de enseñanza-aprendizaje es presencial o virtual, en clase o a través de las pantallas.

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Al pensar en los/as docentes y asistentes de la educación, viene a mi memoria una oración de Óscar Romeroque copiaré completa al final de este artículo.

En dicho texto, se nos recuerda la importancia del trabajo cotidiano, de la fuerza que tienen los comienzos, de confiar en que el aporte que cada uno/a realiza dará frutos… aunque, tal vez, no los veamos o no sean cómo esperábamos.

También como docentes sabemos que, aunque nos desgastemos, aunque nos desvelemos, aunque hagamos más de lo que corresponde, hay cosas que no dependen de nosotros/as y, en esos casos, no queda más que soltar, confiar en Dios (para los/as que tenemos fe) y en la resiliencia de cada uno/a de los niños/as y adolescentes, en que encontrarán personas que puedan acompañarlas y que desarrollarán todo su potencial de una u otra manera, más tarde o más temprano.

Por último, vivimos con la convicción que el trabajo en educación es compartido, depende de cada uno de los miembros de la Comunidad Educativa, todos/as sumamos (o restamos en los peores casos), pero lo que cada uno/a aporta o deja de aportar, no va a ser reemplazado por otros/as.

Educadoras de párvulos ponen los cimientos sobre los que podrá seguir avanzando cada estudiante apoyado/a por sus futuros/as maestros/as. Profesores/as jefes acompañan de cerca, regando constantemente la semilla que es cada estudiante. Cada docente, desde su asignatura, transmite no solo conocimientos, sino un testimonio que puede dejar una huella imborrable.

Hoy, educador/a, maestro/a, profesor/a… te invito a vivir sabiéndote “albañil, no maestro de obra”, “profeta de un futuro que no es nuestro”.

Y a ti, que lees este artículo, te animo a recordar y agradecer a quiénes fueron los/as educadores/as que fueron grandes albañiles contigo, que confiaron en tu potencial y te invitaron a soñar más alto.

Oración - Oscar Romero

Plantamos las semillas que algún día brotarán.

Regamos las semillas que ya han sido plantadas,

sabiendo que contienen una promesa futura.

Echamos los cimientos que necesitarán posterior desarrollo.

Proveemos la levadura que produce efectos más allá de nuestras aptitudes.

No podemos hacer todo,

y al darnos cuenta de ello nos sentimos liberados.

Eso nos permite hacer algo y hacerlo muy bien.

Será incompleto pero es un comienzo,

un paso a lo largo del camino,

y una oportunidad para que la gracia del Señor aparezca y haga el resto.

Quizá nunca veremos los resultados finales.

Pero ahí está la diferencia entre el maestro de obras y el albañil.

Somos albañiles, no maestros de obra, ministros, pero no Mesías.

Somos los profetas de un futuro que no es el nuestro.

Imagen: Huawei/Agencia Uno