Virus para la igualdad territorial

01 Junio 2020

En la región de Los Lagos conviven sistemas productivo-culturales que imponen un modo de desarrollo necesario de reconfigurar en nuestro diverso y fracturado territorio.

Claudio Pérez Barros >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

El contexto de pandemia ha dejado en manifiesto los problemas estructurales en distintas materias de orden colectivo: salud, vivienda, espacios públicos, tecnologías y territorios entre otros aspectos. Chile y nuestra región de Los Lagos, no queda fuera de las externalidades negativas que deja el COVID 19. Cuestión que obliga a pensarse y tener respuestas entusiastas, atrevidas y modernas para el Chile del presente y del mañana, donde las particularidades territoriales convengan en un desarrollo de igualdad de condiciones para acceso a bienes y servicios con equilibrio económico, político, social y ético. 

En efecto, en la región de Los Lagos, conviven sistemas productivo-culturales que imponen un modo de desarrollo necesario de reconfigurar en nuestro diverso y fracturado territorio. Donde se presentan actividades económicas tanto del mar como la tierra, con alta presencia de economías de subsistencia que hoy sufren por las condiciones estructurales presente en las localidades. En general deficientes y que visibilizan concretamente la desigualdad y ausencia de políticas públicas en materia de desarrollo territorial.

Según el último censo del año 2017, Chile tiene una población rural del 20% y en nuestra región de Los Lagos  llega casi al 30%. Dada la alta población rural de nuestro territorio, es imposible no mirar esa realidad frente a esta problemática de salud pública, y donde en particular el agua se hace un bien tan necesario y preciado para el control del virus. Complementariamente, en zonas rurales el 28% de la población se abastece de agua por pozo o noria, el 12% por camión aljibe y un 7% va a buscar agua al río. Junto con ello, en materia de infraestructura de salud primaria, en Chile existe 271 unidades de atención primaria, y el 64% está administrada por municipios que no tienen los medios económicos para sostenerlas adecuadamente. Por lo tanto, las posibilidades de atención de calidad son poco posibles. Y para qué decir de la desigualdad del conocimiento en este ámbito, vale decir, el número de especialistas que trabajan en el sistema de salud municipal.

Entonces, el desafío de hoy para el Chile del mañana, tiene que ver no sólo cómo controlamos el virus COVID19 y la reactivación económico posterior, sino cómo eliminar el virus de la desigualdad territorial, para avanzar a igualdad de condiciones y oportunidades de bienes y servicios. Pues bien, desde la perspectiva del desarrollo territorial,  la forma más inmediata es comprender que vivimos con otros, asumiendo que las propias decisiones y acciones tienen impacto en los demás. Hoy se requiere mirar con mayor atención los territorios en su conjunto, como un sistema que se interconecta y potencian entre sí, y con todos los actores que ahí conviven: públicos, privados, comunidades y sociedad civil organizada. Los centros poblados más pequeños se conectan, sostienen y conversan con aquellos poblados más importantes.

En definitiva, se requiere “viralizar” el pensarnos mirando nuestro presente territorial, con todas sus precariedades y fortalezas, para avanzar hacia un desarrollo donde colabore más decididamente la diversidad de actores que intervienen en los territorios. En caso contrario, no será posible avanzar hacia necesarios sistemas de desarrollo modernos y colaborativos. No proceder de esta forma, implicará nuevos riesgos de inestabilidad y colapso futuro por problemas de orden global y local. Llegó el momento de mirar conjuntamente el futuro para nuestra región. Para ello se requiere reflexión y diálogo profundo hacia un Chile distinto, inclusivo, comunitario y con mayor igualdad territorial.