Guerra de la jibia: La eterna lucha de los pescadores artesanales de Chile

09 Junio 2020

La lucha que dan los pescadores artesanales por estos días, es la lucha que todos los chilenos debiéramos dar, mal que mal, ese mar que tranquilo nos baña también nos pertenece.

Álvaro Retamales >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

El recién pasado 8 de junio, los pescadores artesanales de todo Chile salieron a protestar a las calles, una vez más. Pandemia mediante, alegan que nuevamente están siendo vulnerados derechos, abusadas las estrategias constitucionales y emancilladas sus libertades para trabajar. Esta vez se libró un capítulo más de la mentada guerra de la jibia, donde artesanales e industriales se disputan hace años la co-administración de este recurso. Para los pescadores artesanales la jibia constituye el último recurso disponible para su subsistencia. Según sus propias palabras, la pesca industrial, con su pesca de arrastre, ha devastado toda la biodiversidad marina de las costas chilenas. La industria liquidó el jurel, la anchoveta, la merluza común y la austral. Ahora quiere ir por la jibia.

El conflicto surge desde esa raíz, desde los modos de producción dirían por ahí. Por dar solo un ejemplo, en términos productivos una caleta de pescadores captura lo mismo que solo un barco industrial. En términos laborales, mientras el barco emplea a 20 personas, la caleta entera es un sistema de vida de entre 300 a 500 personas. En términos tecnológicos, el arte de pesca de los artesanales es la conocida “línea de mano”, es decir que un pescador artesanal lucha con el calamar gigante, capturándolo con lo que se conoce comúnmente como “potera”, un gran anzuelo que atrae a los calamares gigantes, verdaderos “Kraken”, gracias a luces fluorecentes que despide. Es un arte de pesca sumamente selectivo, sustentable y consciente, ya que -me consta-, cuando los ejemplares capturados son muy pequeños, los pescadores los devuelven al mar. Por otra parte, el arte de pesca industrial es la pesca de arrastre, prohibida en un sin número de países y que consiste básicamente en tirar un canasto gigante, destruyendo todo el fondo marino y recogiendo con ello no solo jibias, sino todo lo que este a su paso.

Con manifestaciones a lo largo de toda nuestra larga y angosta faja de tierra, incluida la Región de los Lagos, por cierto, donde vive el 48% de los pescadores de Chile, los pescadores defienden una batalla que años atrás habían ganado, que fue declarar por ley que el recurso jibia fuera explotado exclusivamente con línea de mano, es decir, del modo artesanal. Hoy acusan que el Tribunal Constitucional acogió por 3 votos contra 2, un recurso interpuesto por la pesquera industrial Landes, conta la Subsecretaria de Pesca para dejar sin efecto dicha ley, y permitir que los industriales utilicen la pesca de arrastre para la captura de la jibia. Para los pescadores artesanales es un estado de alerta, ya que tras la indignante promulgación de la archicomprobaba corrupta ley de pesca, que aun nos rige, esta ley de la jibia era sin duda un salvavidas al mundo pesquero artesanal. La última batalla dicen los pescadores.

Acusan que una vez más el Estado y el gobierno borra con el codo lo que escribe con la mano, y que, de prosperar el lobby de los industriales en el TC, no habrá pandemia que detenga las movilizaciones en toda la costa de Chile. Lo que no es poca cosa. Esto sin duda continuará…