El deporte mal entendido

05 Marzo 2021

El deporte y la práctica de ejercicio físico son fenómenos que van muchísimo más allá de una cancha o un gimnasio. Estamos hablando de desarrollo humano, de interacción social y de una una enorme herramienta para favorecer nuestra salud. 

Cristian Oyarzún >
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Hace unos días el gobierno informó a través de la Ministra del Deporte, Cecilia Pérez, la autorización de un nuevo protocolo para permitir la reapertura de los gimnasios privados en las ciudades que se encuentren en fase 2 del plan Paso a Paso. En un punto de prensa, Pérez manifestó su alegría por dar la oportunidad a las personas de retornar al ejercicio e hizo hincapié en la importancia de la salud física y mental en estos difíciles momentos.

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Ya en el mes de octubre el Ministerio del Deporte anunciaba la reapertura de gimnasios privados en fase 4, también en septiembre autorizó la realización de partidos de fútbol internacionales sin público bajo protocolo y junto a la ANFP desarrollaron un plan para permitir el retorno del fútbol profesional chileno. Todo bien con eso. Se entiende que las demandas económicas apremian y existen miles de empleos ligados directa e indirectamente a actividades como el fútbol profesional y los gimnasios. 

Pero me queda una duda. ¿Sabrá la ministra que los gimnasios privados se concentran principalmente en comunas de mayores ingresos? Con el pequeño detalle de que quienes pueden acceder a ello deben tener el dinero necesario. ¿Sabrá que desde el inicio de la pandemia las escuelas de deportes infantiles, clubes de barrio, centros de actividad física para adulto mayor, programas de ejercicio físico en atención primaria para embarazadas y pacientes crónicos se encuentran sin actividad? 

Queda claro que el discurso del gobierno sobre la importancia del ejercicio físico para la salud está presente en la medida que este sea una actividad económica. De lo contrario es totalmente invisible. El deporte y la práctica de ejercicio físico son fenómenos que van muchísimo más allá de una cancha o un gimnasio. Estamos hablando de desarrollo humano, de interacción social y de una una enorme herramienta para favorecer nuestra salud. 

Resulta insólito que después de 10 meses de pandemia en nuestro país aún no existan protocolos que permitan a los niños realizar ejercicio de forma controlada, con aforos limitados en distintos clubes o escuelas deportivas. Ni un mísero plan piloto, nada. Mucho menos permitir la realización de competencias deportivas amateur bajo condiciones seguras como se ha hecho en otros países. O utilizar infraestructura deportiva de colegios públicos y privados para entregar espacios a niños y jóvenes cerca de su hogar en periodo de vacaciones. 

En la medida que centros comerciales, cines, pubs y restoranes si obtienen el pase para retornar, esto de la recreación, de la salud, no tiene ni la menor importancia. No quedan dudas que la creatividad para crear protocolos de prevención de coronavirus tiene límites. Esto es deporte malentendido.

Imagen: Huawei/Agencia Uno