La huella de AIRBNB y la involución del sector inmobiliario

11 Junio 2020

Quebradas, esteros, humedales y bosques han sido sacrificados para satisfacer una demanda especulativa y han puesto en jaque distintas ofertas formales de alojamiento turístico, en su mayoría negocios familiares y pymes que producto de la pandemia están viviendo sus días más complejos.

Raffaele di Biase >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Ayer en la noche agarré mi bicicleta y salí a deambular por las calles de Puerto Varas, un recorrido corto, con mi mascarilla y atento a no toparme con nadie. Fue mi salida semanal en esta cuarentena voluntaria y necesaria. Y en ese pedaleo solitario me detuve frente a los nuevos edificios que han poblado la ciudad, como especies invasoras, y que han roto ese equilibrio natural innato que una ciudad fronteriza con áreas silvestres protegidas de inmensa riqueza natural y rodeada de paisajes únicos que podría haber tenido.

Las enormes moles de concreto emplazadas sin ninguna contemplación lucían lúgubres y apagadas, sólo unas cuántas luces encendidas en una muralla de ventanas. No pude evitar pensar en el impacto de Airbnb, en sus negativos efectos en Puerto Varas y en muchas otras ciudades a lo largo de Chile y el mundo,  y de cómo involuntariamente se transformó en el mejor aliado de una Cámara Chilena de la Construcción presa de su misión basada en el crecimiento salvaje y descontrolado.

Un negocio que parte el año 2007 como una oportunidad de arriendo de espacios dentro de casas o departamentos para ofrecer al viajero la experiencia de compartir con una familia local y que en pocos años se transforma en la antítesis del turismo sostenible al involucionar en un verdadero portal inmobiliario, para la dicha de especuladores que ven una oportunidad inmejorable amparada por el auge de la innovación digital y la falta de regulaciones. La oferta actual de esta plataforma en Puerto Varas está casi en su totalidad dominada por departamentos y casas completas que, aunque promocionadas como alojamiento turístico en el portal de Airbnb, en su gran mayoría no cumplen con ninguna de las regulaciones que debiesen tener en base a la ley de turismo que exige un registro de prestadores y ciertas condiciones de seguridad e implementación que en la gran mayoría de los casos no se respeta.

Este vacío, junto al vacío impositivo y de no pago de patentes comerciales se suma al deterioro en la calidad de vida de nuestra ciudad, a la pérdida de identidad en barrios y sectores residenciales, al aumento de los valores de arriendo para residentes y a una presión que aún tiene en carpeta más de 16 proyectos inmobiliarios prontos a partir apenas nos olvidemos de la pandemia, en pos del progreso y el empleo. Los departamentos en Puerto Varas no se venden para vivir, sino para invertir. Quebradas, esteros, humedales y bosques han sido sacrificados para satisfacer una demanda especulativa y han puesto en jaque distintas ofertas formales de alojamiento turístico, en su mayoría negocios familiares y pymes que producto de la pandemia están viviendo sus días más complejos.

Estoy seguro que Brian Chesky y sus amigos no vieron esto el 2007. Una idea innovadora que conectaba culturas se transformó en poco tiempo en un gigante sin control. Muchas ciudades en el mundo se han levantado, exigiendo regulaciones y limitaciones. En muchos destinos se tomaron medidas, aquí en la quebrada del ají, aún nada.