El caso Neruda

02 Abril 2013

El nombre de Pablo Neruda ha cobrado fuerza por estos días debido a la exhumación de su cuerpo y las interrogantes que se abren sobre su muerte, no obstante, desde la literatura también se ha escrito sobre los últimos días del poeta.

Natan Olivos Nuñez >
authenticated user

El nombre del premio nobel de literatura chileno Pablo Neruda, ha vuelto a cobrar enorme relevancia, debido a que próximamente, en el mes de abril, se procederá a la exhumación de su cadáver con el fin de esclarecer las verdaderas causas de su muerte, ya que según cercanos no habría muerto producto de la enfermedad que le quejaba, sino que a causa de un envenenamiento.

El diario El Mercurio del día 24 de septiembre de 1973 informó que Neruda murió “a consecuencia de un shock sufrido luego de habérsele puesto una inyección”. Increíblemente ni la inyección ni el paro cardiaco aparecen mencionados en el certificado de defunción.

Quienes acompañaron a Neruda en sus últimas horas, como el entonces embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, aseguran que Neruda no estaba agonizante ni en estado de caquexia (delgadez extrema). “Me pareció que pesaba lo mismo que la primera vez que lo vi a finales de 1972, el color de su semblante era similar”.

Sin embargo, otro que acompañó a Neruda durante sus últimos meses (aunque desde la ficción), fue el detective cubano Cayetano Brulé, en el libro “El caso Neruda” del escritor chileno y actual embajador de Chile en México Roberto Ampuero.

La historia transcurre en el invierno del año 1973, donde el poeta chileno conoce a un cubano, llamado Cayetano Brulé, a quien convence para que le ayude con una investigación que puede cambiar la vida del escritor (o lo que queda de ella).

Brulé sin querer se convierte en un detective privado que debe seguir el rastro de un doctor de apellido Bracamonte, a quien Neruda conoció en la década del 40 en México. El novel detective piensa que Neruda busca a este doctor como un último recurso para poder seguir viviendo, no obstante, muy pronto se da cuenta que la verdadera motivación del poeta, es dar con el paradero de la bella esposa de Bracamonte, Beatriz, quien es la única persona que puede  ayudar a develar un gran secreto que guarda el escritor.

La tarea no será fácil, ya que Beatriz resulta ser una mujer extraordinariamente misteriosa, que ha cambiado muchas veces de identidad y que tiene paradero desconocido.

Cayetano Brulé debe seguir sus huellas por México, Cuba, Alemania Oriental e incluso Bolivia. Mientras que en Chile, el poeta espera impaciente la llegada de noticias en medio de un ambiente cada vez más tenso por la inminencia de un golpe militar contra el Gobierno de Salvador Allende y la enfermedad que avanza sin compasión en el cuerpo del poeta.

La novela posee un ritmo ágil y vertiginoso, nos presenta los inicios de un personaje entrañable como Cayetano Brulé y nos acerca a una época de Chile única, emotiva y dramática.

Roberto Ampuero construye un mundo lleno de; olores, paisajes y personajes asombrosos, que tiene a Valparaíso, al detective Maigret, la casa de Neruda, el fantasma de un golpe militar y los viajes de Cayetano Brulé como telón de fondo y que se mezclan en esta maravillosa relación que comienzan a construir el detective y el poeta.

Quizás Cayetano Brulé tenga mucho que aportar al actual caso Neruda, mal que mal compartió con el poeta sus últimos respiros y le aseguró al poeta “Puede confiar en mí, don Pablo. Seré... Seré su Maigret privado”.