COMER Necesidad, Deseo y Obsesión de Paolo Rossi

09 Octubre 2013

Nuestra cultura patriótica tiene arraigado el hecho que para realizar una celebración se debe acompañar con abundante comida, pese a ello la sociedad de consumos actual nos señala que los cuerpos delgados, sumar las calorías y las dietas deberían gobernar nuestro diario vivir.

Winston Ramírez >
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Hace poco terminamos de celebrar el 18 de septiembre que, para quien se precie de buen chileno, debe estar bien comido y bien “regado”, este último término da para otra columna así que lo saltaremos por ahora y nos centraremos en el comer.

“Qué manera de comer!!!”, es la expresión más común posterior a fiestas patrias y a ello le sigue la frase “no, no como más!!!”, ya que nuestra sociedad actual esta bombardeada bajo una premisa tan coloquial como discriminatoria “por un verano sin polera”… es ahí donde nace la esquizofrenia de comer .

Pasamos de una exorbitante, y abundante, ingesta de comida a una restricción casi absoluta, la suma y resta de calorías, productos ligth y dietas aparecen como las flores de primavera, los informativos, programas de tv, radio y medios en general comienzan con notas sobre cuantos kilos sube en promedio un chileno, aparecen todo tipo de nutricionistas entregando la “mejor” forma de bajar esos “rollitos demás”, como gustan de describir la gordura nuestros periodistas televisivos.

Quien mejor retrata este síndrome es Paolo Rossi, un italiano que no tiene vínculo alguno con Chile ni menos con el 18, sin embargo escribió en un libro en 2011, posteriormente editado en español el 2013 por el Fondo de Cultura Económica, denominado COMER Necesidad, Deseo y Obsesión en el que justamente plantea la realidad del comer.

Rossi hace un exhaustivo análisis de como a lo largo de la historia de la humanidad (desde los banquetes romanos, hasta las food fast) la comida, el comer o el no hacerlo a marcado el desarrollo de las sociedades, las culturas, las guerras, las religiones, las enfermedades, el comercio y la moda. Tema aparte son los capítulos de Caníbales y Vampiros  que sin duda también tienen en su trasfondo el concepto de comer en su preciso caso a otro ser humano.

A nadie se le ocurriría en este rincón del mundo realizar un ayuno durante algún festejo, sin embargo durante la historia hasta el día de hoy el ayuno tiene algún significado mayoritariamente religioso y sagrado, “una penitencia” con un fin específico que no tiene relación alguna con bajar de peso o ahorrar dinero, sino que se entiende como la vinculación del humano con el plano divino.

Uno de los tópicos que aborda este libro es el de la “antropología de la alimentación” concepto que unido a la globalización ha sumado fuerza pues comienza a categorizarse, por ejemplo entre lo étnico, lo típico o geniuno, la fast food y lo biológico o genéticamente modificado.

Las cadenas de comida rápida abundan por doquier, sobre todo acá en Talca donde los carritos de completo son una institución y patrimonio propio de la ciudad, están pensadas en generar reuniones sociales en torno a la comida, como un pequeño festejo de cada día, sin duda sería una buena investigación antropológica de nuestra sociedad. ¿Por qué será que los jóvenes de hoy se juntan a comer, como antes nosotros nos juntabamos en las plazas a dialogar?   

De igual forma este libro aborda ese tema tan presente en cada comida familiar, que guarda relación con la idea de que “todo tiempo pasado fue mejor” y es en ese marco donde todos recordamos la comida o postres de la abuela, ya no se ven ni hacen cosas como antes, los sabores ni olores no son los mismos, ¿qué hay de cierto en ello?.

Mención a parte debo destacar los capítulos finales de este libro, que los dedica al tema siempre en debate de la anorexia, aborda como esta enfermedad marca la vida de millones de jóvenes y adolescente en el mundo, como marca tendencia en el mundo de la moda y como existe este tipo de trastorno en una sociedad de consumo donde tenemos un acceso masivo a la comida.

Sin duda un libro que se debe releer antes de cada gran celebración, con el único objetivo de intentar explicarse si para nosotros es más importante festejar con un exuberante banquete, o escuchar las voces de los medios, que nos hablan desde lugares lejanos, sobre la obseción por mantener la figura.¿En medio de este dilema, cómo no nos volvemos esquizofrénicos?