Inteligencia artificial en el aula: ¿cambiará la forma en que enseñamos y evaluamos?

28 Febrero 2023
¿Qué es la Inteligencia artificial para el mundo educativo? ¿Qué cambios radicales provocará en la educación en el futuro?
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Por Rodrigo Vega, profesor, investigador y creador del espacio de difusión @profe_consciente y Francisco Aspe Bou, profesor de Historia.

Hoy vivimos en un mundo de cambios tecnológicos que generan efectos en gran parte de nuestras sociedades de forma casi instantánea. Por ejemplo, desde que el ser humano se revolucionó con el descubrimiento de la agricultura hace 10.000 años generó la sobrevivencia misma de la especie a través del sedentarismo y la domesticación de animales. El descubrimiento de la rueda y especialmente la escritura produjeron otros cambios radicales en la historia, donde rápidamente las poblaciones humanas se adaptaron para su desarrollo. Luego, la invención de la máquina a vapor que transformó la forma de producción durante el siglo XVIII y los descubrimientos posteriores de combustibles fósiles como el petróleo hicieron que el mundo tuviese cambios económicos, sociales y tecnológicos de manera muy rápida.

Sin embargo, hoy, la humanidad avanza hacia nuevas formas tecnológicas y avances científicos que buscan dar respuesta a las exigencias del futuro. Es por eso que en las últimas décadas de nuestro siglo la ciencia dio un giro rotundo a lo que hoy se conoce como IA “Inteligencia Artificial”. Es bueno recordar, que hace 70 años el matemático Alang Turing junto a su amigo el neurólogo Grey Walter se hicieron la siguiente pregunta:“¿Podrán pensar las máquinas?”, respuesta que se puso en práctica con los primeros computadores del mundo de la informática en la década de 1950. En 1956 se mencionó por primera vez el concepto de IA bajo el alero del matemático y experto en computadores estadounidense John McCarthy quien es considerado actualmente como el verdadero padre de la inteligencia artificial. La literatura en aquella época no quedaría ajena a los avances “inteligentes”, es debido a ello que el escritor Isaac Asimov publicaría su libro “Yo Robot” donde refleja historias de ciencia ficción, dando vida a máquinas inteligentes para ser parte de la posteridad humana. Por otro lado, el séptimo arte no se alejaba de este debate y el director de cine Stanley Kubrick en su película “1968” refleja la influencia de las computadoras en la vida de una sociedad que avanza hacia el futuro. 

No obstante, a finales del año pasado y cuando el mundo vivía el evento de fútbol más grande del planeta tierra, se lanza de manera digital y sigilosamente el denominado 

“ChatGPT”, que rápidamente encendió las alarmas en diferentes partes del mundo y especialmente en la esfera académica y educativa de las universidades europeas, debido al avance rápido que ha tenido sobre los estudiantes para el desarrollo de sus aprendizajes.

De esta manera, es de suma urgencia responder diversas interrogantes que nos puedan sustentar y orientar para saber hacia dónde navegamos. ¿Qué es la Inteligencia artificial para el mundo educativo? ¿Qué cambios radicales provocará en la educación en el futuro? Si definimos IA según el mismo ChatGPT, nos señala que: “La Inteligencia Artificial (IA) está cambiando la forma en que se enseña y se aprende en la educación. Esto se debe a que la IA puede proporcionar una experiencia de aprendizaje personalizada para cada estudiante, lo que permite a los profesores enfocarse en los temas más importantes”.

Según la Unesco, la Inteligencia Artificial (IA) juega un rol importante en el cumplimiento de los objetivos del desarrollo sostenible para el año 2030. Sin embargo, para que esto ocurra su uso debe desarrollar prácticas educativas innovadoras y que consideren los principios éticos del uso de la IA en la educación (ODS 4). 

No obstante, el impacto que determinadas herramientas tecnológicas pueden tener en ciertas áreas del desarrollo humano, como la educación, deben ser revisadas con detenimiento con el fin de examinar sus potenciales usos éticos. 

Dentro de esta vorágine tecnológica se produce la reciente difusión del sistema que permite chatear con un robot virtual (ChatGPT), desarrollado por la empresa OpenAI, que fue creada por Sam Altman y Elon Musk.

Las posibilidades para generar interacción son inmensas y se producen de manera casi instantánea. Puedes introducir una idea base y obtener como respuesta la creación de un poema o un ensayo. Incluso, en The New York Times se difundió la situación vivida por el profesor Antony Aumann, quien al solicitar la elaboración de un ensayo a sus estudiantes se encontró con la sorpresa que uno de los trabajos fue creado por el robot virtual ChatGPT. 

Es aquí donde aparece una de las interrogantes derivadas de lo ocurrido al profesor Aumann: ¿qué implicancias tienen estas prácticas para la evaluación de estos desempeños? Si bien debemos acostumbrarnos a convivir con la tecnología y sus cambios constantes, resulta necesario examinar si en nuestro país estamos preparados para abordar este desafío. Más aún, cuando la valoración mayor de la calidad de nuestra sistema educativo sigue enfocado en la rendición de cuentas que, según la evidencia científica, no debiese ser el indicador más importante para la toma de decisiones en la política pública de un país. Nuevamente aparece de manera indirecta la necesidad de reformular nuestro modelo evaluativo. 

Será necesario que los instrumentos de evaluación de los aprendizajes consideren criterios que prioricen los procesos más que los productos, además de estar centrados en el desarrollo de habilidades que contribuyan al desarrollo de pensamiento crítico, para tener la esperanza de desarrollar aprendizajes que en un futuro permita a los(as) estudiantes cambiar su realidad.

¿Qué tipo de educación deseamos? ¿Qué tipo de educación le estamos entregando a los estudiantes? Quizás, en medio de tanta tecnología debemos reencontrarnos con la sabiduría inherente a nuestra condición humana, rescatar el aporte del pensamiento de culturas ancestrales que nos permita transformar nuestras prácticas educativas hacia el encuentro con otro ser humano y el colectivo, con diversas dimensiones, realidades y contextos y, ante todo, no reducir el acto educativo a un acto técnico, estandarizado, que puede explicarse con la sumatoria de actos donde siempre se obtendrá el mismo resultado.

¿Se transformarán las aulas con la IA? ¿Ayudará la IA a mejorar el aprendizaje de los estudiantes? ¿Estamos preparados para evaluar desempeños derivados del trabajo con IA?

Estas interrogantes develan que, si bien es incipiente la inclusión de IA en el trabajo en aula, resulta necesario analizar los potenciales impactos que tendrá para el trabajo con los estudiantes y el mejoramiento de su aprendizaje, ante todo, considerando su uso ético.