Buenas conversaciones, buenos futuros
Por Natalia Hernández
Docente de Derecho Internacional
Escuela de Derecho
Universidad Santo Tomás
Puerto Montt
No cabe duda que el fallo emitido por la Corte Internacional de Justicia en el caso Chile-Bolivia fue sólido y contundente desde el punto de vista jurÃdico. No sólo declaró que Chile nunca ha adquirido la obligación jurÃdica de negociar una salida soberana al mar para Bolivia, sino que además reafirmó la vigencia y validez del tratado de 1904 que establece los lÃmites y fronteras con nuestro paÃs vecino, echando por tierra la teorÃa de las expectativas legÃtimas que pretendÃa sostener Bolivia en la Haya como argumento principal de su petición.
Pues bien, en este favorable escenario jurÃdico para nuestro paÃs, con un fallo que además es inapelable, es importante tener cautela y preguntarse si es que la relación de enemistad y conflicto permanente que hemos tenido con Bolivia por décadas llegará a su fin.
Lo cierto es que Bolivia consagró en el año 2008 en su Constitución PolÃtica la obligación irrenunciable a una salida soberana al mar, mandato dirigido a sus autoridades, independiente del gobierno de turno. En ese sentido es evidente que independiente de lo que hubiera fallado la Corte Internacional de Justicia el problema no terminará aquÃ, pues es su propia Constitución la que los obliga a intentar todos los caminos posibles para conseguir su objetivo, mandato que Evo Morales se ha tomado muy en serio.
Si bien el conflicto tiene una perspectiva jurÃdica que ya está resuelta con el fallo de la Corte, lo cierto es que es necesario mirarlo desde el punto de vista polÃtico y en ese sentido Chile tiene la misión de construir una polÃtica exterior de largo plazo que trascienda los gobiernos de turno con el objeto de lograr establecer bases sólidas para una convivencia pacÃfica con nuestros paÃses vecinos.
Imagen: Huawei / Agencia Uno