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17 Febrero 2014

¿Qué escenario enfrentará el partido como el máximo referente de la futura oposición? ¿Debieran replantearse las posiciones en algunos temas o incluso una mayor flexibilidad en sus posturas ideológicas?

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La noche del 17 de noviembre de 2013 los militantes de la UDI recibieron un duro golpe. Doble en realidad. Los cómputos electorales confirmaban que la colectividad perdía sus dos cupos de senadores en las circunscripciones de la Región Metropolitana. Laurence Golborne caía en Santiago Oriente, mientras que Pablo Zalaquett lo hacía en el Poniente.

En general, los resultados de esas elecciones parlamentarias no fueron los mejores para la Unión Demócrata Independiente. Esto, por supuesto, abrió distintos flancos de discusión dentro de la colectividad.

Y es que si bien la UDI mantendrá sus ocho senadores, la cantidad de diputados disminuirá de 38 a 29. Sin embargo, continuará siendo el conglomerado político con más representantes en la Cámara Baja.

En suma, a partir del once de marzo el partido deberá encabezar la oposición a un nuevo Gobierno de Michelle Bachelet, considerando la confusa situación de sus socios de Renovación Nacional. A esto se agrega que dos meses después, el nueve y diez de mayo, está programado el proceso eleccionario de la nueva directiva que se instalará en la sede de la comuna de Providencia durante el próximo periodo dos años.

¿Cuáles son entonces los desafíos de la UDI, tanto para el corto como para el largo plazo?

Para el cientista político Gonzalo Müller, académico e investigador de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, además de comenzar a trabajar en los temas prioritarios y pensar no sólo en la próxima elección, sino que por lo menos en los próximos 20 años, se requiere de una renovación de los liderazgos.

“Entender que las derrotas que sufrió el año pasado tienen que reflejarse en cambios. El desafío es sintonizar con la ciudadanía y tener una oferta de liderazgos más amplia, que incluya caras nuevas y no sólo más jóvenes, sino que distintas. Se trata de una necesidad de ampliar los liderazgos, no de reemplazar unos por otros”, explicó Müller, aludiendo a la figura de los históricos “coroneles”.

Por ello, según su análisis, la advertencia es “no tomar las banderas que promueve la izquierda, de acuerdo a su mirada, porque ese es el clásico error”, ante lo cual propuso comenzar a trabajar en los temas que la UDI considera prioritarios.

Cabe mencionar que el concepto de “coroneles” identifica a un pequeño grupo de militantes históricos del partido, integrado por los senadores Juan Antonio Coloma y Jovino Novoa, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, y el ex candidato presidencial Pablo Longueira.

¿Continuidad o renovación?

El próximo 28 y 29 de marzo la comisión política ampliada del partido deberá fijar sus posturas respecto de temas tributarios, constitucionales y educacionales, así como la posibilidad de discutir modificaciones respecto de los principios y estatutos de la colectividad.

Por ejemplo, la posibilidad de incrementar el número de militantes con derecho a voto, pensando en las elecciones de la nueva directiva nacional, pues hasta ahora sólo participan en aquella instancia alrededor de mil consejeros generales.

Precisamente, sobre la futura mesa directiva, hasta el momento se perfilan dos posibilidades concretas. Una encabezada por el senador Víctor Pérez y otra por el diputado Ernesto Silva.

El senador por la Octava Región Cordillera ha manifestado que “en la UDI necesitamos un liderazgo potente que nos permita volver a encantar a la ciudadanía con nuestros principios y propuestas”, reconociendo que “el país ha cambiado y en la UDI nos tenemos que hacer cargo, pero sin perder de vista lo que hemos sido, lo que somos y lo que queremos ser”.

Por su parte, el diputado por las comunas de Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea ha expresado que “la UDI necesita unidad y una cara nueva en su conducción”, para lo cual asegura estar “disponible a trabajar con todos”.

Víctor Pérez aparece como una figura de continuidad de la actual directiva que preside el diputado Patricio Melero, contando con el apoyo de uno de los “coroneles”, el senador Juan Antonio Coloma.

En tanto que Ernesto Silva también ha recibido apoyos públicos de quienes encabezan el partido, como es el caso del prosecretario y diputado electo Jaime Bellolio.

Con ese escenario, el diputado gremialista Arturo Squella manifestó que lo primero es definirse como oposición, pensando más allá del próximo periodo de cuatro años, e inclinándose por la posibilidad de un recambio generacional.

“Parte de la Alianza está teniendo una suerte de fiebre por acercarse hacia al centro, y eso a mi juicio es sinónimo de aburguesarse. No debemos seguir esta lógica de abrazar posturas tibias y amarillas, las que no necesariamente representan a los sectores más populares del país”, analizó el parlamentario.

Además, apuntó que “no creo que la lógica sea una lucha generacional, y en eso quizás estamos más en sintonía precisamente las generaciones más jóvenes. En política es importante generar traspasos de testimonio en forma permanente y seguramente ya estamos en la hora de que en la UDI se genere eso”.

La UDI Popular y el no a la disidencia

Por ahora no está resuelto si para el nueve y diez de mayo próximos se presentarán listas separadas, más de dos incluso, o si al interior del partido lograrán instalar una mesa de consenso. ¿Podría ser una señal de la capacidad para priorizar los acuerdos y evitar los quiebres, como ocurre con los vecinos de Renovación Nacional?

Para algunos, sin embargo, está claro que no existen espacios para la disidencia o para pensar diferente. Es lo que le ocurrió a Pablo Jofré, antiguo militante de la UDI y presidente de la Fundación Simón Yévenes, quien llegó a encabezar una lista que compitió por la presidencia del partido, así como el Movimiento Auténticamente Popular y Regionalista (Maprudi) que fundó junto a otros dirigentes que, al igual que él, tampoco están hoy en la colectividad.

Junto con aclarar que la UDI debe mantener sus valores, el ex militante aseguró que el camino del partido tiene que orientarse a reconquistar a su gente, pues, según él, muchos no se acercan por las estructuras intransigentes y monopólicas con que se conduce la tienda gremialista.

En ese contexto, Jofré se refirió al actual momento y al futuro del partido político del que fue expulsado.

“Siempre después de los desastres hay movimiento, hay mea culpa, hay mirada hacia atrás. Me alegraría mucho ver a Felipe Ward dentro de la directiva, ver a Ernesto Silva. La UDI va a tener que abrirse, tendrá que dar oportunidades y no con los intereses de los máximos dirigentes del partido, sino que de las ideas”, aseveró el presidente de la Fundación Simón Yévenes.

Además, para Jofré la UDI Popular es sólo un proyecto, pues se abandonó la idea original, afirmando que lo que se requiere hoy es apuntar a la clase media y a la gente más humilde. “Todos los que entramos alguna vez al partido entramos ilusionados con las ideas de Jaime Guzmán y hoy vemos que esas ideas no se materializan”, lamentó.

Como parte del cronograma de la colectividad, durante la segunda semana de marzo, entre el 10 y el 16, se realizarán las elecciones de las directivas y consejeros distritales y comunales.

Luego, entre el cuatro y el ocho de abril, será el turno para las elecciones de las mesas regionales y consejeros nacionales, pasando por un consejo directivo ampliado programado para el 21 del mismo mes, para concluir en mayo con la elección de los integrantes de la nueva directiva en el contexto del consejo general del partido.