Columna de opinión: "Incertidumbre laboral en la salmonicultura"

23 Marzo 2011

Hoy la industria sigue requiriendo mano de obra, sin embargo su inestabilidad ha sido traspasada directamente a la situación laboral de miles de trabajadores y trabajadoras, quienes ven su futuro incierto proyectándose a no más de tres meses de trabajo.

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Por: Scarlett Barra Rivera, encargada de comunicaciones del Observatorio Laboral y Ambiental de Chiloé, OLACH.

Mientras la industria del salmón mira con buenos pronósticos su reactivación, después de un periodo de grandes pérdidas, con una merma en la producción de salmón atlántico de 240 mil toneladas a las 400 mil de los mejores tiempos, la incertidumbre laboral sigue siendo similar a cuando el virus ISA hizo su aparición en Chile.

Hoy de acuerdo a las informaciones que vemos en los medios de comunicación, la meta es volver a liderar el mercado salmonero en EE.UU, donde aseguran los expertos que Chile “tiene todas las de ganar el partido en el mercado americano”.

Ante este buen panorama, nace la interrogante sobre si la reactivación es transversal a todos los sectores involucrados en la industria del salmón, como por ejemplo, los trabajadores.  

En el ámbito laboral, hoy la industria sigue requiriendo mano de obra, sin embargo su inestabilidad ha sido traspasada directamente a la situación laboral de miles de trabajadores y trabajadoras, quienes ven su futuro incierto proyectándose a no más de tres meses de trabajo.

La disminución en los trabajadores con contrato indefinido se sigue manteniendo igual que después de la ola de despidos anunciada por la misma industria ante la crisis del ISA. Hoy se requiere mano de obra en los tiempos de cosecha, pero los contratos tienen un plazo fijo.

Las consecuencias de esta situación han creado inestabilidad en el empleo, altas tasas de rotación, desempleo y precarización del trabajo,  entre hombres y mujeres que no logran encontrar una fuente laboral estable que les brinde los ingresos para mantener sus hogares. Junto con esto, el nuevo sistema de contrato ha permitido el debilitamiento del movimiento sindical, donde los trabajadores recontratados por obra y faena han perdido sus derechos adquiridos a través de la negociación colectiva, provocando una disminución en las exigencias reivindicativas de los trabajadores y trabajadoras. 

Asimismo, las reformas a la Ley General de Pesca y Acuicultura, con el sistema de barrios y sus respectivos descansos sanitarios, no son un buen pronóstico para la estabilidad de los trabajadores y trabajadoras quienes han sido los más perjudicados en esta industria que comienza poco a poco a reactivarse.

Ante esta situación nace la necesidad de una ley que regule la situación laboral de hombres y mujeres que dedicaron años de sus vidas a trabajar en la industria y que de un día para otro quedaron sin su fuente laboral perdiendo todo beneficio, y quienes hasta hoy no logran encontrar la estabilidad necesaria que cumpla con sus necesidades básicas como trabajador. 

La industria ha recibido muchos beneficios para salir de la crisis del ISA y esperamos que el eslabón más bajo, pero no menos importante, pueda gozar de regulaciones y beneficios que velen por su bienestar y derechos básicos para un trabajo decente.