Fútbol y Racismo: una batalla que es de todos

06 Julio 2020

Los discursos de odio y en particular los insultos racistas y machistas son habituales en cada semana de fútbol y suelen tener poca repercusión mediática. Se normalizan y se silencian. Hoy, al menos, hay una conciencia de su existencia y una noción de que debe ser combatida. 

Cristian Oyarzún >
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La muerte del ciudadano estadounidense George Floyd a manos de la policía generó una gigante ola de demandas y protestas contra el racismo en todo el mundo. El tema no tardó en llegar al deporte y se instaló con fuerza en el fútbol, ese espacio donde la cultura de masas se expresa y donde la discriminación nunca ha dejado de estar presente. 

En el mundo del fútbol esta lucha no es nueva, hemos presenciado repetidas veces condenables actos donde hinchas lanzan plátanos a jugadores negros sumado a cánticos e insultos en distintas canchas del mundo. En Chile, no estamos nada ajenos a esa realidad; conocidos son los casos de discriminación que han sufrido jugadores por el color de su piel o su nacionalidad. 

El fútbol posee un sentido de pertenencia e identidad único. El club, los colores, la nación y la patria son frecuentemente mencionados como elementos presentes. Pablo Alabarces, sociólogo investigador de la cultura popular, manifiesta que esas identidades presentes en el fútbol si bien son parte de la cultura, rozan con peligrosidad en relatos construidos que contaminan y se viralizan. Lamentablemente, dicha narración no demora en hacer florecer la discriminación. Surgen la división étnica, la clase, el territorio, el género, la xenofobia. También el nacionalismo que tiene una base xenófoba y por ende racista. Es imposible que en sociedades desiguales este tipo de manifestaciones no se hagan presentes en el fútbol. 

"Prometo correr como un hombre negro, vivir como un hombre blanco", fue una de las frases de Samuel Eto´o en su presentación como jugador del Barcelona hace unos años. El camerunés luchó contra el racismo en cada una de las canchas donde fue insultado siendo uno de los primeros en solicitar la cancelación de partidos por este motivo. Liliam Thuram, francés campeón del mundo, ha sido otro futbolista que ha levantado con firmeza la lucha racial. Su hijo Marcus, jugador del Borussia Mönchengladbach en Alemania, fue el primero en realizar el gesto de rodilla en el suelo en respeto a la lucha iniciada por el asesinato de George Floyd. Su imagen dio la vuelta al mundo y comenzó a ser replicada por cientos de deportistas. La futbolista campeona del mundo con EEUU, Crystal Dunn, ha ido más allá en la discusión y se ha manifestado en contra no solo de los actos de hinchas sino del racismo que se vive en el interior del deporte entre entrenadores y compañeros. Porque en el relato racista se representa a las personas negras como inferiores, salvajes e incivilizadas, con capacidades físicas innatas pero no técnicas, es decir, con músculo pero sin cerebro. 

El racismo ligado a las clases populares, el color de la piel y el tipo de inmigración también se ha hecho presente consolidándose en el fútbol. La norma parece estar implícita, un varón blanco y heterosexual. Porque esto también tiene que ver con relaciones de poder y cómo se estructura la sociedad. Los discursos de odio y en particular los insultos racistas y machistas son habituales en cada semana de fútbol y suelen tener poca repercusión mediática. Se normalizan y se silencian. 

Como dice el sociólogo Javier Bundio, mientras la xenofobia y el racismo estén presentes en la sociedad, estará presente en los estadios. Hoy, al menos, hay una conciencia de su existencia y una noción de que debe ser combatida. 

Una conocida frase de Albert Einstein, nos muestra además el importante rol de todos nosotros. “El mundo es un lugar peligroso para vivir. No tanto por los que hacen el mal, sino por aquellos que observan y dejan que ocurra”. Las actuales demandas feministas, antirracistas y de apoyo a la comunidad LGTBIQ+ requieren de la participación de todos. No es una lucha de “ellos”, sino de “todos”. Bajo esa mirada muchos clubes, organizaciones y jugadores se han hecho parte de estas demandas. El activismo que muchos esperábamos ha comenzado a propagarse.

Imagen: National Women's Soccer Leage