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[Opinión] Vulgaridad y Género: ¿Somos un país machista e hipócrita?
Hoy se celebra el día de la mujer, se habla en contra de la violencia de género, la discriminación, pero, ¿realmente se respeta y se les dan los mismos tratos a las mujeres en nuestro país?
Corresponsal El... >
authenticated userPor Marco Antonio Lizama
Escuela de Publicidad, Universidad Central
Escándalo nacional, acusación de vulgar y ordinaria por decir sólo algunas
cosas, es como se refirieron algunos ‘eruditos’ de la lengua para referirse a
la presentación de la comediante Daniela Aguayo (Chiqui) en el festival de Viña
del Mar, a quien medio país crucificó por referirse a los órganos sexuales en
su presentación. A propósito de esto, cierto cantautor nacional publicó una
carta en un medio nacional refiriéndose al humor presentado en el festival como
flaite. “Hablan con el mismo vocabulario que se emplea en una pelea de bar de
mala muerte, con la vulgaridad que cabría esperar en una cárcel”, dijo el
artista que reside en Estados Unidos y apoya abiertamente a un reconocido
machista -entre otras cosas- Trump.
Cabe preguntarse por qué nos escandalizamos tanto por un tipo de humor recurrente en la rutina de humoristas varones, acostumbrados a chistes ‘sin censura’, humor que se hizo famoso en el país en un canal de TV, donde solamente participan hombres. Una mujer dice la palabra vagina y pene y al otro día se presentan cerca de 200 denuncia en el consejo de tv y el 70% de ellas interpuestas por hombres. A mi parecer esto sólo evidencia que realmente estamos en un país machista e hipócrita, de doble estándar.
Desde niños se nos enseña que “las niñas no pueden decir garabatos”, “es feo que las mujeres fumen en la calle”, todo esto es propiedad de una cultura de machos, una identidad que tiene permitida esta clase de acciones, mientras a otra parte de la población se les niega. El problema, como siempre ocurre en nuestra sociedad, se queda en lo más básico, nunca vemos más allá, no profundizamos para no molestar a nadie y las mujeres siguen siendo ciudadanas de segunda clase.
Un ejemplo de esto es como en el mes en que se conmemora internacionalmente a la mujer trabajadora, se dan conciertos para “celebrarlas” con un invitado condenado por violación. Eso sí que es vulgar, ordinario y flaite. Cosas como estas nos alejan más de la igualdad de género.