Nuestra Riqueza Inmaterial

23 Mayo 2012

Este año, la visión respecto al patrimonio material y la idea de progreso han estado en tela de juicio debido a infortunados ejemplos. Hemos sido testigos de nuevas edificaciones que se elevan sin respetar su entorno histórico y barrios tradicionales que sucumben bajo el desarrollo.

Alejandro Berna... >
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El último domingo de cada mayo se celebra en todo el país el Día del Patrimonio, instancia establecida por ley y en donde todas aquellas infraestructuras que son entendidas como monumento nacional abren sus puertas al público.

Este año, la visión respecto al patrimonio material y la idea de progreso han estado en tela de juicio debido a infortunados ejemplos. Hemos sido testigos de nuevas edificaciones que se elevan sin respetar su entorno histórico y barrios tradicionales que sucumben bajo el desarrollo y modernismo poco integrador con la identidad.

Estas acciones han dejado al descubierto una serie de compromisos y desafíos en los que debemos trabajar, desde construir políticas culturales por parte del Estado y de los Municipios, como también los ciudadanos deben tomar una conciencia empoderada por la conservación y protección de esta herencia que dejaron nuestros antepasados.

Como Consejo de la Cultura hemos trabajado incansablemente por el rescate y puesta en valor del patrimonio inmaterial, ese del que pocas veces se habla pero con el que convivimos día a día. Me refiero a la riqueza que construimos las personas y que nos identifica como un territorio único donde fiestas religiosas, música, oralidad y costumbres hacen que nuestra región sea diversa y singular en su pluralidad.

Como un homenaje a este valioso acervo cultural, este año celebraremos el Día del Patrimonio Cultural de Chile, distinguiendo a aquellas mujeres y hombres que durante años han llegado cada sábado de temporal o de calma, desde las islas y sectores rurales alejados, a dar vida al mercado típico de Angelmó.

Un merecido reconocimiento para estas personas portadoras de tradición, verdaderos tesoros humanos vivos que con su feria tradicional logran transportarnos a esa época donde las lanchas chilotas llenaban nuestra costanera y donde los pintores de Angelmó documentaban con sus primeras pinceladas aquellos paisajes que hoy configuran un hermoso recuerdo.