Una de las enfermedades más complejas, objeto de numerosos esfuerzos de salud pública es el cólera. Y es que esta infección causada por el vibrio cholerae es una amenaza constante, sobre todo para naciones sudamericanas. Si bien la bacteria que causa la enfermedad no posee una letalidad importante, la dificultad radica en que, una vez que aparece, es muy compleja de controlar infectando a gran parte de la comunidad.
Ahora que la temporada de verano se acerca velozmente es importante considerar que la prevención es fundamental para evitar contagiarse, particularmente ahora donde gran cantidad de chilenos pasarán la temporada estival fuera del país, motivados por el bajo precio del dólar.
El cólera se transmite por la ingesta de agua o alimentos contaminados con heces y vómitos de personas infectadas y, en menor medida, de portadores de la bacteria que no están enfermos. La bacteria también la pueden contraer quienes consumen alimentos contaminados por agua, heces, manos sucias o, posiblemente, moscas, además de mariscos crudos o mal cocidos, provenientes de aguas contaminadas. Raramente, en todo caso, el cólera es transmitido por contacto persona a persona.
Una cuestión histórica
La historia del cólera en Chile tiene variados capítulos. A fines del siglo XIX ya generaba la primera epidemia y luego de casi 100 años, reaparece en 1991, donde hasta 1994 se registraron 147 casos, desencadenados en gran medida por la epidemia que afectó a Perú. Luego de ese episodio el gobierno adoptó las medidas necesarias para evitar brotes mayores, tendencia que se cortó sólo en 1998 cuando en el norte aparecen 23 personas infectadas.
De ahí en adelante la enfermedad se posicionó dentro de uno de los objetivos sanitarios de la primera década del sigo XXI, con efectos positivos: el informe final de los objetivos sanitarios de la época 2000-2010 elaborado por el Ministerio de Salud indica que a octubre de 2009 nuestro país no registró ningún caso de cólera. El positivo balance, sin embargo, se cortó en abril de este año cuando en la Región de Antofagasta apareció el primer afectado con la enfermedad luego de 12 años.
Para disfrutar en Chile o en el extranjero de un verano ideal alejado de enfermedades gastrointestinales infectocontagiosas como el cólera y su cuadro relacionado, la gastroenteritis por vibrión parahemolítico o la fiebre tifoidea y la hepatitis A, se entregan las siguientes 10 recomendaciones fundamentales:
* Lave frecuentemente sus manos con agua y jabón.
* Cuide la higiene de los alimentos, en su almacenamiento, preparación y posterior consumo.
* Tenga especial cuidado con la higiene de su entorno, del agua y de la disposición de excretas.
* Beba sólo agua potable o, si no dispone de ella, hiérvala durante 1 a 2 minutos.
* Lave cuidadosamente las verduras que crecen a ras de suelo y hágalas hervir de uno a dos minutos.
* Lave y deje en agua con cloro las verduras con cáscara como tomates, pimentón o zapallitos italianos, y enjuague después varias veces bajo el chorro de agua.
* Lave con particular cuidado pescados y mariscos, y luego hiérvalos por lo menos un minuto.
* No mezcle alimentos limpios con alimentos sin lavar, ni los alimentos cocidos con alimentos sin cocer.
* Mantenga los alimentos tapados, para protegerlos de moscas, roedores y medio ambiente.
* Una vez que descongele un alimento preparado, no lo congele nuevamente.