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Estimado Juan Pablo "Toro" Subiabre:

Por cierta razón llegué a este sitio que prefiero dejar en la confidencialidad, y me gustaría darte mi pequeña pero noble opinión acerca de tu tan osada columna sobre nosotras, las féminas.

Pese a cierta complacencia por parte de una señorita más arriba acerca de "Por qué se van con el más imbécil que encuentren y luego se quejan?", me atrevería a decir con cierta convicción que tu cuestionamiento no me alude en lo absoluto. Ojo que respondo como "mina". Es decir, desconozco tu abanico de experiencias con mujeres, pero parece que no es tan amplio y por ende, sólo te refieres un determinado tipo de ellas.Mis gustos no son tan rebuscados, más bien son re simples, especialmente en lo físico - me encantan entraditos en carne - en fin. Lo de imbecil corre por cuenta de la casa, creo que es inherente al ser humano de acuerdo a lo que se entienda como "imbecil", claro.

Ahora, mi intención no es ofenderte pero tengo la leve impresión que hay un dejo de hostilidad y cierto despecho de tu parte acerca de nosotras - ya que me informan por interno que no es primera vez que haces columna sobre señoritas - por lo que mi duda surge sobre dos aspectos: o es que tienes algo de mala suerte con las mujeres, o bien, eres del "otro equipo" (espero no me censuren, gracias).

Cuéntanos Juan Pablo, acaso el Toro fue tomado por las astas?

Me gustaría recomendarte algo, porqué mejor no escribes algo no tan general. Cuéntanos sobre alguna experiencia tuya con una mujer en específico, sin nombre por supuesto. O bien, inventa una historia donde cuentes alguna de tus experiencias si no quieres decir que es tu vida, aunque si me concedes el gusto, seguramente todos sabrán que es autobiográfico.

A mí como mujer me encantaría saber sobre eso, digo, para comprenderte mejor, porque hasta ahora sólo leí lo que cualquier hombre piensa de nosotras.

Por bendición (o maldición, quizás) tengo más amigos hombres que mujeres, y a veces los escucho recriminar los mismos despechos que tus destacas sobre nuestras interesantes superficialidades (eso de los 40 tonos de rojos, no lo comprendo) o las fallas a la hora de colocar el ojo en el hombre equivocado.

De todos modos, se ve que hay harto corazón puesto en lo que haces. Felicitaciones por aquello.

Éxito.