La huelga de la minera austral opacada por el rescate de los 33

13 Octubre 2010
El 20 de agosto el Sindicato de Minera El Toqui presentó a la empresa su proyecto de contrato colectivo, ante la nula respuesta, el 5 octubre iniciaron una huelga legal, que incluyó cortes de ruta y una dura movilización.
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Por: Patricio Segura Ortiz
Mientras todo Chile está celebrando el rescate de los 33 mineros atrapados hace 69 días en la Mina San José en Copiapó, a 2000 kilómetros al sur, en la Patagonia, 280 trabajadores de la Mina El Toqui, de Breakwater Resources –con operaciones también en Honduras y Canadá- estuvieron casi una semana en huelga legal por mejores condiciones laborales. La atención mediática nacional prestada a las faenas en la Región de Atacama contrasta con lo ocurrido en la Región de Aysén, donde ni los cortes de ruta, ni la quema de neumáticos, ni el desalojo de decenas de trabajadores contratistas llamaron la atención de la prensa chilena.
Fue ésta la primera huelga en casi dos décadas de operación de una empresa donde se desempeñan un marco de 900 personas, muchas de ellas esporádicas y empleadas por subcontratistas. Los 280 mineros movilizados son todos de planta y son la nómina completa de trabajadores adheridos al sindicato.
Son varias las explotaciones subterráneas que la Sociedad Contractual Minera El Toqui, constituida en 1975 y operando desde 1983, mantiene bajo esta figura legal. Son ellas Doña Rosa (zinc y oro), San Antonio y Mallín-Mónica (zinc y plomo), y las Estatuas (zinc), Concordia (zinc y plomo) y Aserradero (oro). La planta tiene una capacidad de proceso de 1.500 toneladas diarias y sus inicios se remontan al esfuerzo pionero de Ignacio Walker Concha (padre del actual senador DC por la zona, Patricio), siendo hoy la mina de zinc más austral del mundo. Su nombre lo obtiene del río homónimo que cruza el sector cuyos primeros afloramientos mineralizados se descubrieron en 1963, bajo el nombre de Concordia. Luego de varios traspasos, en 1997 fue adquirida por la trasnacional minera de origen canadiense Breakwater Resources.
Ubicada a unos 50 kilómetros de Villa Mañihuales, poblado a orillas del Camino Longitudinal Austral, la compañía tiene una importante dotación de trabajadores de la localidad y de otras ciudades y pueblos de la Región de Aysén como Coyhaique, Puerto Aysén, Chile Chico y Puerto Ingeniero Ibáñez. Fueron ellos quienes lideraron la huelga que mantuvo en vilo las operaciones de una compañía que para el año 2010 pretende producir 23 mil toneladas de zinc, 600 toneladas de plomo, 83 mil onzas de plata y 35 mil onzas de oro, esta última la más alta producción de sus tres minas actualmente en operación en el mundo: El Toqui, Mochito y Myra Falls[3].
La fiebre del oro
A la fecha el valor de una onza de oro en el mercado internacional llega a los U$ 1.350, en una escalada al alza que se inició en marzo en los U$ 1.100[4]. Al hacer una proyección sólo con relación a la producción estimada y al precio actual, el monto de la operación se alzaría a los U$ 50 millones, sin considerar la producción de zinc, plomo y plata, cuya participación en las faenas globales de la empresa, en comparación con los niveles de 2008, viene disminuyendo producto de privilegiarse la producción del metal precioso por un tema precio internacional[5]. Conocedores de estos números, los trabajadores aspiraban a aprovechar el mayor protagonismo del oro en la producción de la empresa (y por ende las mayores utilidades) con el fin de mejorar sustancialmente sus condiciones laborales. Que funcione el chorreo, decían.
El 20 de agosto el Sindicato de Trabajadores de Minera El Toqui presentó el proyecto de contrato colectivo. Según el Código Laboral estaban dentro del plazo legal para la presentación de este documento, luego de lo cual se constituye una mesa negociadora entre las partes. Desde un principio ésta estaba constituida por el presidente del sindicato, Eduardo Caro, el secretario Héctor Cárcamo y el tesorero Javier Saldivia, además de sus asesores los abogados Marcelo Rodríguez, Rodrigo Triviño y Patricio Aylwin. Por la empresa, el contralor Manuel Farías, el superintendente de Prevención de Riesgos Leopoldo Hidalgo y el jefe de Proyectos Francisco Castellón, que el 5 de octubre fueron reemplazados por el gerente general Norman Gridley, el jefe de Recursos Humanos Ricardo Marín y el abogado Marcos Gallegos, presidente de su gremio en la Región de Aysén.
En términos generales la petición de los trabajadores presentada el 20 de agosto incluía un reajuste real (fuera del IPC) del 5 al 47 % para los empleados, calculado de manera inversa a las remuneraciones. Un sueldo mínimo ético regionalizado de $ 350.000 para todos los funcionarios, toda vez que los dirigentes informan que hay trabajadores que ganan poco más del sueldo mínimo legal de $180.000[6]. Modificar los contratos para mejorar el bono basado en el valor de la onza de oro, como una forma de participar en las utilidades que la empresa ha tenido por este concepto, además de actualizar la escala del zinc. Y cambiar el concepto de familia para agregar a los beneficios a quienes siendo parejas no han legalizado la unión, además de becas para los hijos, entre otros beneficios.
René Vargas lleva dos décadas trabajando en la mina en el área de chancado. Partió con un sueldo de $ 63 mil pesos, llegando hoy a ser primer operador de la planta de chancado con una remuneración de $ 400 mil pesos. “No creo que sea justo este sueldo de maestro mayor considerando los 20 años trabajo” se quejaba el obrero. “Uno siempre tiene que estar encalillado para tener algo mejor en la casa porque con esos sueldos, en esta zona no alcanza” explicaba, a la luz del alto costo de la vida en la Región de Aysén.
En el Sindicato de Trabajadores de El Toqui también hay mujeres. Nury Alvarado, oriunda de la localidad aledaña de Mañihuales, ingresó hace poco más de 5 años a la compañía y se desempeña en el área contable como secretaria. No estaba en desacuerdo con su remuneración (que no reveló), que en su opinión no podría alcanzar en ningún otro lugar. Sí reconocía que una empresa de este nivel “podría ayudar más a la comunidad, su aporte no se nota tanto en la villa”. Lo mismo que en materia de salud, ya que para los movilizados no se consideraba un apoyo especial para los trabajadores en las afecciones más sensibles de la minería, relacionadas con el ruido, y la inhalación de gases y polvo.
Para Eduardo Caro la negativa que encontraron en la empresa “no es justa, porque argumentan que son productores de zinc, y nosotros sabemos mejor que nadie que producen además oro, plata, plomo. Y las utilidades que manejan son bastante considerables. Nosotros estamos pidiéndoles sólo una mínima parte de las utilidades que le están quedando”.
Es esta discusión, la de las utilidades de la minería que extrae las riquezas naturales del país y las exporta al exterior en contraste con los empleos que genera y las condiciones laborales de éstos, es la que para muchos ha sido opacada con el mediatizado rescate de los mineros de la San José. Treinta y tres hombres que no tienen responsabilidad alguna del uso comunicacional que se ha dado a su situación, la que, precisamente, fue ocasionada por lo que hoy no está en discusión.
Se levanta El Toqui de la Patagonia
El 5 de septiembre pasado la empresa rechazó completamente el proyecto de contrato colectivo presentado por los mineros el 20 de agosto.
A partir de ese momento vino el proceso de negociación que llegó a un punto muerto cuando el 26 de septiembre la totalidad de los trabajadores sindicalizados votaron la huelga, por unanimidad. El 27 del mismo mes la empresa solicitó los buenos oficios de la Inspección del Trabajo, tarea que fue infructuosa.
La madrugada del martes 5 de octubre unos 60 trabajadores se tomaron el puente de Villa Mañihuales, interrumpiendo por 8 horas el tránsito desde el norte del Camino Longitudinal Austral a Puerto Aysén y Coyhaique, mediante la quema de neumáticos. En paralelo, bloquearon las diversas vías de ingreso a las faenas, tanto por el sector de Arroyo El Gato como de la Carretera Austral, instalando sobre el puente del desagüe de la laguna Pedro Aguirre Cerda corridas de cables de acero que hasta este lunes hacían imposible el ingreso de cualquier vehículo, incluida la policía. Ya dentro de las faenas, en el sector El Arenal, se emplazaron más campamentos de contención. En paralelo pusieron barricadas y miguelitos.
Fue en este escenario que durante el fin de semana continuaron las tratativas. Y el viernes pasado los dirigentes llegaron a un preacuerdo con la empresa para deponer la huelga. Pero todo quedó en nada esa misma noche cuando se comunicó la nueva oferta a la asamblea, que la rechazó.
Este sábado, en tanto, los movilizados lograron el retiro de un grupo de trabajadores de empresas contratistas que aún se mantenían en las faenas. “Fueron 66 viejos a los que sacamos, pero todo pacíficamente, porque entendieron la legitimidad de nuestra movilización” explicaba Manuel Santana, el vocero de uno de los turnos de cerca de 50 a 60 trabajadores que se apostaron día y noche en los tres lugares elegidos para evitar ingresos “no autorizados”. Así, más de 100 trabajadores en huelga permanecieron en todo momento en las faenas, para lo cual instalaron campamentos, ranchos y carpas. Nada de lo cual fue conocido por el resto del país.
A pesar de la directa acción de los trabajadores, los dirigentes no tuvieron problemas con Carabineros. Aunque los efectivos sí llegaron hasta el lugar, no utilizaron la fuerza para liberar el acceso a las faenas. Para los dirigentes el diálogo con éstos fue permanente y abierta.
La relación con la policía no fue igual con las autoridades de Gobierno. Mientras a 2000 kilómetros los representantes de Sebastián Piñera han trabajado codo a codo con la familia minera para rescatar a los 33 obreros enterrados por más de dos meses a 700 metros bajo tierra, en la Región de Aysén ocurrió lo contrario.
Un Gobierno pro empresa
Antes del inicio de la huelga, la seremi de Minería (UDI), la geóloga Victoria Moya (quien se desempeñó en algún momento en El Toqui), llamó a los mineros a deponer sus exigencias considerando que “los turnos que tienen son privilegiados, los que se han logrado conseguir a través de las compañías mineras nacionales” según dijo a Radio Santa María de Coyhaique, donde explicó que éstos serían de 7 días de trabajo con 12 horas, con 7 días de descanso, lo que les permitiría estar con sus familias e incluso realizar otras actividades. A la vez les llamó a cuidar sus fuentes de trabajo porque “para nosotros es muy importante la inversión que esta empresa hace. Sabemos que los sueldos son adecuados. Hay que buscar un acuerdo entre la empresa y los trabajadores porque si se solicita demasiado aumento, considerando que la compañía ha invertido en ampliarse, ésta no está en condiciones de soportarlo porque ya lo han programado con mucha anticipación” señaló al mismo medio. Por último argumentó que el sueldo promedio de un 60 % de los trabajadores sería de 900 mil pesos, estando un 20 % bajo ese valor y un 20 % sobre tal monto, concluyendo que “el trabajador tiene que ser muy responsable en ese sentido, de cuidar a la empresa en que trabaja”[7].
Estas declaraciones indignaron a los mineros, cuyo presidente respondió que “sus dichos no se ajustan a la realidad, son falsos e infundados y lo único que provocan es distorsionar ante la opinión pública nuestro petitorio. Sobre todo en el tema salarial que ella argumenta que el sueldo de los trabajadores de El Toqui, en promedio bordea entre 800 y 900 mil pesos. No sé si vio las liquidaciones del gerente o de los supervisores de la empresa”[8].
A estas palabras pro empresa del Gobierno se sumaron los llamados telefónicos que el diputado David Sandoval (UDI) y la intendenta Pilar Cuevas (RN) habrían realizado al senador Patricio Walker para cuestionar la labor “incendiaria” que el abogado Patricio Aylwin (sobrino nieto del ex Presidente y asesor del parlamentario) estaría realizando en el conflicto, según fuentes ligadas al congresista. O el llamado que el seremi del Trabajo, Andrés Pincheira, hizo al abogado Marcelo Rodríguez “pidiendo explicaciones por la supuesta participación del colega” recuerda el profesional.
Como decidora anécdota los asesores recuerdan que el miércoles de la semana pasada, cuando concurrieron a la mina a conversar con los representantes de la empresa para continuar las negociaciones, “se nos impidió el paso a los asesores legales, lo cual fue validado por el director del Trabajo, Eugenio Canales, presente en el lugar, lo que es tipificado en el Código Laboral como práctica desleal por el intento de quebrar la mesa negociadora”.
En las últimas horas se logró un avance definitivo en las negociaciones. El domingo la empresa se abrió a aceptar a algunas de las exigencias de los mineros, lo que esa noche los dirigentes informaron a sus bases, proponiendo poner término a la huelga legal. Ante el acuerdo, se comenzó el proceso de desmovilización general, que duró toda la noche y continuó este lunes.
Entre los logros alcanzados se incluye un reajuste real de un 10 % promedio, el cual se aplicará escalonadamente favoreciendo a los trabajadores de menores ingresos. Un aumento en el bono de seguridad, una nueva beca de estudios superiores, mejoras en los aguinaldos, montos por escolaridad, implementación del campamento, mejoras en cuanto a la ropa de seguridad, mejoras en el bono de producción e incluso uno nuevo por el precio de los metales. Además, un bono por término de conflicto por $ 2.500.000.
Paradójicamente, mientras se desarrollaba la huelga de los mineros de Aysén comenzaban diversas actividades de celebración en la región. Hoy martes 12 de octubre su capital regional, Coyhaique, cumple 81 años desde su fundación y durante todos estos días ha celebrado toda la comunidad local, en parte ajena a la suerte de sus coterráneos pero muy atenta a lo que ocurría en el desierto de Atacama, donde Richard Villarroel, un aysenino oriundo de Chile Chico, se encuentra también atrapado. Incluso una delegación de tres miembros del Consejo Regional de Aysén, que sesionaba en la zona en la Comisión de Medio Ambiente de la Asociación Nacional de Consejeros Nacionales, concurrió hasta el lugar para obsequiar a los trabajadores, por mandato de la intendenta Pilar Cuevas, mate y yerba.
Todo un ambiente de festejo que para 280 trabajadores mineros, al igual que para los 34 comuneros mapuche durante la gran fiesta del Bicentenario, era toda una paradoja ya que consideraban, hasta este lunes, que no tenían mucho qué celebrar.