De Chile con terror

25 Junio 2010
"Cuentos chilenos de terror" compila nueve cuentos oscuros e inquietantes, escritos por reconocidos autores nacionales.Por D Carrillo
D Carrillo >
authenticated user Corresponsal
A la hora de hablar sobre cuentos de terror cuesta evocar el nombre de algún escritor chileno. Y es que ese género escalofriante y oscuro sólo ha sido abordado circunstancialmente por las plumas nacionales. A la rápida, sólo se vienen a la mente algunas páginas de Guillermo Blanco y uno que otro relato de Poli Délano o Gonzalo Contreras.
Es justamente esta carencia –evidente o aparente- uno de los factores que hace más interesante la antología "Cuentos chilenos de terror", publicada recientemente por Editorial Norma. El otro gancho indudable viene dado por la lista de autores, en su mayoría conocidos y completamente actuales, como Jorge Baradit, Marcelo Simonetti y Francisco Ortega.
En total, se trata de nueve piezas –incluyendo un cuento gráfico de Mauricio e ítalo Ahumada- que presentan diversas temáticas, tonos y estilos narrativos.
Uno de los relatos que sobresale del conjunto es “77”, de Francisco Ortega, una fabulación histórica protagonizada por zombies de origen mapuche (huitranalhue) cuyos sarcófagos se encuentran enterrados a 200 metros bajo La Moneda. Su huella sangrienta se ha marcado silenciosamente desde la Guerra del Pacífico, pasando por la dictadura de Pinochet hasta nuestros días.
No menos inquietantes son también las narraciones de Luis Emilio García (“La casa vacía”), Daniel Villalobos (“Démeter”) y Jorge Baradit (“Enterrado”). El primero de ellos golpea con la historia de un ingeniero constructor a quien la estructura de su vida se le ha derrumbado y se juega la última oportunidad de abandonar a su familia para volver a ser un hombre útil. Villalobos cuenta la travesía de un muchacho judío que deja Rusia huyendo de un pogrom y termina embarcado en una nave donde un oscuro polisón saciará su sed de sangre. Baradit, en tanto, hace que el lector dude respecto a cuándo se está muerto realmente, proponiendo que los ataúdes son en realidad semillas que Dios planta en la tierra para cultivar sus ángeles, “los podridos eufóricos del Señor”.
El resto de los cuentos no desentona, destacando además “Dante”, de Mauricio e Ítalo Ahumada, un cómic de la serie In Absentia Mortis.